viernes, 27 de julio de 2012

El niño con el piyama de rayas

Una de las reflexiones que se pueden hacer en torno a esta obra, del autor John Boyne, irlandés y afamado, es la relectura histórica que hace de un hecho histórico cuya memoria vale la pena conservar viva. A como dé lugar, no debe ser olvidada ni la Guerra Mundial (ninguna de las 2), ni el Holocausto. Porque cuando se les olvide o se minimice su importancia, es un hecho que volverán a ocurrir, tal como pasa con otros horrores que ya han sido opacados por el devenir interminable de la historia.
El acierto es presentar un hecho trágico y terrible a través de los ojos inocentes de dos niños que no entienden qué pasa a su alrededor, pero saben que es horrible. Al mismo tiempo, el espacio de los adultos se va oscureciendo con sus propios conflictos, internos y externos, poniendo una sombra en la vida de los niños. Todo mal viene desde el mundo de los adultos, entonces. Todo mal es trashumado desde los errores de los grandes y ni siquiera el mundo imaginativo de los más pequeños quedará a salvo.
Esto obliga a pensar en el resto de los horrores que alrededor del mundo se gestan a diario contra los niños, los animales, la naturaleza. Y todos, sin falta, vienen dados desde la ambición y la obsesión de los adultos. ¿En qué momento se pierde el rumbo? ¿Bruno habría llegado a ser un oficial como su padre si la historia hubiera sido otra?
Otro acierto es el saber narrar desde la perspectiva de un niño. No se usa más que la tercera persona para narrar, pero está muy bien puesta para que la perspectiva sea dada por la visión de un niño. El factor del lenguaje es importante y en este libro está muy bien explotado. El autor retoma algunos aspectos del lenguaje y visión de un niño pequeño y los pone sobre la mesa para que el lector termine de armar los escenarios, personajes, diálogos, y todo aquello que a Bruno se le podría escapar del entendimiento, por su edad, pero no escapa al del lector.
Es una obra, además, que pueden leer los niños, acompañados de sus padres; los adolescente, con la guía de sus profesores, y claro, un adulto cualquiera. Muy buena.

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