miércoles, 26 de diciembre de 2012

El gran dios Pan

Entre mis fascinaciones más arraigadas está mi pasión por la literatura gótica. Así, suelo recolectar, coleccionar y disfrutar todo tipo de obras de este género. Y me he topado con una de las más interesantes manifestaciones de esta variedad. Se trata de El gran dios Pan, de Arthur Machen, que es un cuento fascinante donde el autor fantasea con la idea de la existencia del temible dios Pan. Uno de los protagonistas de la obra realiza una operación quirúrgica por medio de la cual, permitirá a las personas ve al dios. Lo logra, peo con consecuencias terribles. A lo largo del cuento, el lector obtiene datos sobe una hija de Pan, que, viviendo ente los humanos, da muestras de lascivia sin igual y finalmente, termina con su propia vida, dando así fin a su vida de disipación.
Esta historia viene acompañada de otros cuentos, como La Novela del Polvo Blanco, donde se hace referencia al filtro mágico usado en los aquelarres para inducir a los iniciados en el mismo. Este polvo blanco, diluido en agua, hace al ser humano desdoblarse en sí mismo y así, recrear el pecado original con un compañero desprendido de uno mismo. Por supuesto, este hechizo no puede quedar impune, pues conduce a la putrefacción de la persona.
Otro más, es el cuento titulado La Novela del Sello Negro. Todos los amantes de la literatura con reminiscencias celtas ha escuchado hablar de los Tuatta De Dannan, esta raza perdida de elfos y hadas que fueron desterrados por tribus bárbaras y condenados  vivir en las profundidades de la tierra, con los consecuentes cuentos y leyendas que se desprenden de esta historia. Pero Machen imagina a esta raza muy lejana de las ideas que los pintan con hermosos seres. Más bien, los piensa como aterradores, malvados, más que simplemente maliciosos, y repulsivos.Y en torno a esto, sugiere una historia tensa y con el mejor estilo que inspiró a Lovecraft.
Por último, la Luz Interior, una extraña historia sobre la posibilidad de sacar del cuerpo de una persona, el alma de la misma, y entonces, la persona dejaba de ser tal para convertirse en el receptáculo de la maldad pura.
Todas estas historias son notables por su originalidad, por la unidad de estilo, y claro por ser los claros precedentes de la narrativa genial de Lovecraft, aunque después de conocer a todos sus predecesores, el relato cósmico de este maestro se vuelve más claro y se comprenden muy bien todos los recovecos que el horror puede tomar para sorprender.

El Esclavo

... de Isaac Singer, una novela bellísima, con una prosa muy bella, narrada con suavidad y claridad. Es una bella historia de amor entre un judío y una gentil, o sea, una mujer no judía. Jacob es un judío polaco del siglo XVII, que pierde a casi toda su familia en una matanza hecha por los cosacos, un capítulo más entre la gran cantidad de persecuciones judías a lo largo de la historia. Él logra escapar, pero es atrapado, hecho preso y vendido como esclavo a una familia de campesinos que lo usan para cuidar el ganado. Durante 5 años, Jacob convive con Wanda, la hija mayor de la familia, y ambos se enamoran. Pero Jacob es preso de las leyes religiosas que le prohíben casarse con una mujer de diferente religión. Y está prohibido que una cristiana se cambie a la ley judaíca, al grado de merecer la hoguera si lo hace.
Mientras tanto, Jacob encuentra un contraste entre su vida pasada, dedicada al estudio de las leyes judías, al lado de una esposa frígida y nada amorosa, y su vida de esclavo, cuidando el ganado, trabajando físicamente, encontrando la satisfacción del cansancio después de un día de arduas labores en medio de la montaña y la naturaleza. Y con Wanda.
En algún momento, Jacob es rescatado por judíos sobrevivientes de la matanza y reintegrado a la vida común en una ciudad donde observa que, sin importar cuánto se respeten las leyes para con Dios, se ignoran las leyes con respecto a los hombres. Y las comunidades judías se comportan con impiedad, malicia y egoísmo hacia el prójimo, igual que lo hacen las personas de cualquier religión.
Jacob se siente incómodo con esto, y después de un sueño, donde ve a Wanda embarazada, decide volver por ella. Cuando la encuentra, ella tiene las huellas en la cara y en el cuerpo de haberlo extrañado hasta casi morir. Juntos, se establecen en una comunidad judía a la que ocultan el pasado gentil de Wanda, quien se hace pasar por muda y ahora se llama Sara.
Pero todo se descubre cuando ella, embarazada por fin, está a punto de dar a luz y entonces, el dolor le impide reprimir las palabras. Nace el bebé, pero ella muere. Jacob es perseguido por su crimen (el haber tomado a una gentil como esposa) y después de rescatar a su bebé de la comunidad, se lo lleva a Jerusalén, donde se establece, no sin haber pasado por grandes dificultades. Finalmente, su hijo crece, se convierte en un sabio y tiene hijos.
Jacob regresa a buscar los restos de Sara, pues desea enterrarlos en Jerusalén. Pero el destino le depara morir en el mismo poblado de sus infortunios, donde también había pasado, junto a ella, el mejor tiempo de su vida.
La historia es tiernísima, dulce y hace apología de lo que en realidad es el amor, al que no le importa arrastrar dificultades diversas con tal de realizarse. Es un libro hermoso, no sólo por la historia, sino también por la narración, una bella prosa y descripciones que hacen añorar una vida sencilla pero en la ternura de una relación más valiosa que nada.

Farenheit 451

Uno más de los clásicos de literatura distópica, que ilustra un futuro probable, pero con claras referencias a la actualidad. Es el caso de la falta de interés en la lectura, que se manifiesta, en la novela, como una total indiferencia sobre la realidad. El protagonista forma parte del cuerpo de bomberos, que ahora se dedica a incendiar libros, en vez de apagar incendios. El gobierno ha prohibido tener libros y leerlos, pues hacen pensar y esto evita que la gente esté bien controlada. Así, la gente suele denunciar a las personas que poseen libros. Entonces llegan los bomberos y queman todo, libros, casa, e incluso personas, en el caso de un mujer  que prefiere inmolarse junto a sus libros que perderlos.
Entonces Montag, el protagonista, va cayendo en la cuenta de que su vid está vacía y sin sentido. Milly, su esposa, vive siempre tan deprimida, pero se niega a aceptarlo. Ella es capaz de intoxicarse en una noche y negarlo al siguiente día. Lo curioso es que ella es solamente una más entre cientos, quizá miles de personas que, día  a día, ingieren grandes cantidades de tranquilizantes y píldoras para dormir, pues existe todo un equipo especial par lavar el estómago de estas personas y volverlas a la "vida".
Montag, además, termina de darse cuenta de su infelicidad cuando conoce a un de sus vecinas, que tiene ideas raras, como la de observar la belleza de la naturaleza, o hacer preguntas que están más allá del terreno de lo común y corriente. Pero como seguramente su familia también posee libros, ella termina por desaparecer a la mitad de la novela. Montag se enamora de ella, y siente tanto su ausencia, que al no verla más, comienza a robar libros de las escenas de incendios. Intenta leerle un libro de poesía a su esposa y a las vacías amigas de ésta. Una de ellas llora al escuchar, sin saber porqué. Finalmente, Milly denuncia a Montag, quien es perseguido como el peor de los criminales.
En su huida, Montag conoce a varios exiliados de la sociedad, iguales a él, que han escapado porque no se resignaban a perder la cultura. Entonces, cada uno de estos marginados ha memorizado un libro, en la espera por una sociedad en donde pueda volver a valorarse todo esto que es tan importante. Al final, mientras está con todos estos personajes, una bomba cae sobre la ciudad, pues el mundo se encuentra en perpetuo estado de guerra. Todos mueren, excepto claro, los exiliados y Montag. Con esto, se abre la posibilidad de fundar una nueva sociedad, con nuevas esperanzas.
Destacan varios elementos de crítica muy importantes, como la televisión que cubre todos los muros de una sala y tiene un dispositivo para insertar, tanto en comerciales como en programas, los nombres de las personas que miran la televisión, y así, la gente como Milly siente que la tele le habla directamente a ella. Así,  Milly percibe a los personajes de la televisión como a su familia.
Otro elemento, bastante aterrador, es "el sabueso", un robot hecho para ayudar a los bomberos a rastrear libros y personas. Tiene un olfato mecánico casi infalible y lo peor, es la inyección mortal que sale de su nariz y se clava sobre los perseguidos, es anestesia en una altísima dosis, capaz de matar en pocos minutos.
Esta novela es uno de los básicos cuando de falsas utopías se trata, y también de críticas sociales severas.

jueves, 11 de octubre de 2012

Flush

A diferencia de lo que ocurre en Pinocho, que es una obra donde se exaltan los valores educativos de la modernidad del siglo XIX, en Flush se cuestionan en gran medida estos valores. Pinocho tiene que atravesar, sí, por muchas dificultades, sufrimientos, dolores y crueldad, pero que le llevan finalmente a reformarse e integrarse a la sociedad. La metáfora de Pinocho convertido en ser humano, que mira a la marioneta inmóvil, es la celebración y exaltación de un sistema educativo que, pese a su dureza, ofrece resultados convenientes a la sociedad que necesita creer en el progreso del ser humano.
Pero Flush, es más bien, una crítica a un sistema educativo que necesita anular el ser esencial de cada individuo para rendirlo y sacrificarlo a las necesidades sociales de orden, mesura, contención y equilibrio. Flush no es uno de los libros más representativos de la obra de Virginia Woolf, pero sí es muy representativo de varias cosas:
En primera, precisamente, el carácter crítico de una sociedad que necesita ver rendirse la añoranza adámica del paraíso frente a la moderaciones sociales de la modernidad victoriana. Flush añora, todo el tiempo, la época atávica en la que correteaba tras conejos y libremente paseaba entre animales y plantas salvajes. Pero  su naturaleza se doblega amigablemente frente a las necesidades de sus dueños. Igual que hacen los seres humanos cuando abandonan sus impulsos infantiles para crecer.
Otra cosa que sorprende es la agudeza que la autora ha tenido para representar el punto de vista de un perro. Es interesante que, aún en una época en la que no se tenía como ahora una cultura canina y eran un poco desconocidos los resortes que animan a los animales a actuar instintivamente, Woolf ha representado las impresiones de Flush de una forma muy creíble.
Aunque claro que muchas de las vivencias de Flush están animadas por la humanización que de ellas se hace. Eso es inevitable, evidentemente para que un libro cuyo protagonista es un perro pudiera generar interés.  Pero uno de los rasgos que se exaltan de él es su conocimento del mundo por los olores. A lo largo del libro, la perspectiva que se desataca es ésta, que me parece novedosa, según la época en que la obra fue escrita.
Aunque Flush no es un libro precisamente conmovedor, sí es una obra que vale la pena leer, para comenzar a tener una visión diferente de lo que significa tener como compañero un perro. Para otros, el libro podría significar otras cosas. Para los amantes de los animales, el vínculo entre Flush y su dueña es fácil de superar.

Diario de Adán y Eva

Como todos los texos de Mark Twain, este pequeño libro es un cuestionamiento más a la fantasía mitológica de referente bíblico. Pero, a diferencia de otros libros como Cartas desde la Tierra, aquí se hace, más bien, una relación de la ingenuidad primordial del ser humano.
Más ingenuos que niños, pero en plenitud sexual, Adán y Eva cuentan sus propias experiencias sobre el mundo en el que recién han sido puestos y del que fueron echados sin más, y sólo por haber puesto en marcha su inteligencia.
Pero no importa. Frente a tantas penurias como se ven obligados a enfrentar, Adán y Eva no están solos. Se tienen uno al otro y eso les es suficiente, y mejora por mucho la perspectiva de haber sido expulsados. Tienen dos hijos, que Adán no se explica de dónde han salido, y en cambio, Eva guarda cuidadosa y discretamente el secreto del origen de estos nuevos humanos.
Pero lo mejor del libro es por supuesto, el final. Frente a la tumba de Eva, muchos años después de haber sido echados del paraíso, Adán sabe que en realidad, el Paraíso está donde Eva. Esa es la verdad.
En el número 80de la revista Razón y Palabra, especializada en Comunicología, he publicado un pequeño cuento:

Después de la pesadilla

jueves, 2 de agosto de 2012

La vuelta de tuerca

Es un relato de fantasmas que a estas alturas, sería considerado un clásico. Pero no lo es en realidad, puesto que son los niños los primeros en ver a los fantasmas, y más aún, no tener realmente problemas con eso. Es también el relato de las tribulaciones de una institutriz que está decidida a dar lo que sea con tal de salvar a los niños de la influencia nefasta de los dos demoníacos espíritus que los rondan.
La historia se hace tenebrosa en la medida en que la maldad se reviste con una de sus mejores caras cada vez que los niños le demuestran dulzura a su maestra. Al pensarlo así, este relato tiene que ser por fuerza uno de los antecedentes de cuentos como Hay que aguantar a los niños, de Stephen King. O de películas donde sean los niños los que estén a merced de la posesión maligna. Eso es lo aterrador, es lo que más angustia a la protagonista, que son los niños los que ven y saben de los espectros y se mantienen en su influencia, y es también lo que puede preocupar mucho al lector.
La obra es, como todas las de su tiempo, una muestra excepcional de cómo se manifiestan y articulan los valores vigentes de la sociedad inglesa victoriana. Me parece encontrar ciertos símiles con Drácula, no solamente en la relación de valores, sino en la puesta en escena de la doble moral de la época. Mientras se habla de respetabilidad en torno a Bly, miss Jessel ha pasado por la deshonra gustosamente a manos de Quint. También en el despliegue de fortaleza moral que la institutriz que protagoniza la historia pone en juego para intentar salvar a los niños. Me recuerda un poco a la de Mina Harker.
También es notable la forma en que la obra se articula, no por nada se le ha llamado vuelta de tuerca a la estrategia que permite un giro inesperado en la trama de una obra.
El libro es uno de los obligados para todos los que gusten de la literatura de terror y más de los giros fascinantes en la trama literaria.

Pinocho

A sabiendas de que las historias originales de cuentos de hadas suelen ser terriblemente crueles, había dejado Pinocho para después y aplazando su lectura. Pero como lectora del siglo XXI, resulta que no fue tan terrible como yo creía. Sí es un libro un poco cruel para la época en que fue escrito. A la marioneta la cuelgan de un árbol, la maltratan, casi se quema, la engañan una y otra vez. Pero comparado con la acción de las caricaturas, donde un personaje puede caer desde una alta montaña, sufrir una explosión, ser arrojado por los aires, caer de un avión, etc., y todo esto sin que le pase nada, obviamente, entonces lo que le ocurre a Pinocho no es, en definitiva, ni siquiera cercano.
Lo que sí es interesante es la similitud que todas las cosas que le ocurren guardan con los cuentos maravillosos y sus versiones originales. Parece que el cuento hubiera sido escrito hace mucho más tiempo, cuando en realidad, no es así.
La historia es una metáfora educativa de los preceptos morales que privilegiaban durante la modernidad del s. XIX. Es fácilmente comprensible que Pinocho se vea obligado a madurar y convertirse en un niño trabajador, que va a la escuela, que no cuestiona, que respeta su entorno. Pero la historia también es una muestra, paso a paso, de que no es posible salir al mundo y mantener la inocencia infantil, pues ésta se ve vulnerada a cada momento.
Lo más interesante es el juego de tiempos y espacios que la obra hace. El hada muere y resucita con las travesuras y los aciertos de Pinocho, su padre lo busca incansablemente y se queda atrapado dentro de la ballena, los personajes tienen mucha más complejidad de lo que uno pudiera pensar, no son simples arquetipos, aunque si lo fueran, serían formas complejas, pues cada uno ofrece matices variados, mucho más que una forma simbólica de cualquier personaje.
Es una obra imperdible, por ser un clásico literario, por ser un avance del pensamiento mágico que iba a permear durante el siglo XX, por ser reflejo de los valores e ideales modernistas del s. XIX y porque, aunque la versión de Disney es muy tierna, no es posible quedarse con ella, pues la historia original no tiene nada que ver.

martes, 31 de julio de 2012

Artículo publicado

En la Revista Electrónica de Estudios Filológicos, número 23, se encuentra una publicación mía con el tema de la sobremodernidad en relación analógica con la obra El Perfume, de Süskind y La meta de un largo viaje, de Ende. El artículo se titula:
GRENOUILLE Y CYRIL, DOS PERSONAJES PARA HACER UNA ANALOGÍA DE LA SOBREMODERNIDAD
http://www.tonosdigital.es/ojs/index.php/tonos/issue/current

La Casa junto al Río

Acabo de leer El Atentado, del neerlandés Mulisch. La obra, entre otros temas, trabaja el tema del pasado que se va haciendo presente en la vida de una persona conforme ésta avanza. Se va mostrando de formas brutales, se impone y esto ocurre en gran medida a pesar del personaje, sus intentos por tratar de cerrar con ese pasado, o, incluso buscándolo, a manera de impronta, se determina por las decisiones que el protagonista va tomando.
Pero en el caso de la obra de Elena Garro, el pasado es revuelto por la protagonista, buscado como se busca la propia identidad, animosamente reconstruido, aunque eso signifique la muerte y aniquilación, tanto de ella como de su búsqueda. Y entonces, éste se presenta como lo hace en la obra de Mulisch, imperioso y nada amable.
Ambas obras coinciden en que a los personajes les ha sido arrebatado su pasado. Fueron arrancados de su niñez apacible por un hecho mucho más allá de su infantil comprensión, de manera violenta e irreversible. Y al crecer, se topan con un pasado terrible, incoherente, enmarañado. Los finales de ambas obras, por supuesto, son distintos.
Pero hay otra coincidencia más que resulta muy interesante. En la obra de Mulisch, el conflicto gira en torno al enfrentamiento entre grupos comunistas y nazis. De este enfrentamiento surge el conflicto que detona la acción en torno a la cual se articula la vida del personaje. En la obra de Garro, se trata de las secuelas que dejó el enfrentamiento entre republicanos (de filiación comunista) y fascistas. Rojos y azules, como se autodenominan los personajes. Entre ambas falanges hay un eterno enfrentamiento que, muchos años después de haber iniciado y de que el conflicto se haya recrudecido, nunca parece enfriarse.
Este pensamiento dual, donde sólo es posible pensar dos caras de una moneda, aparece de forma repetida en gran cantidad de obras, donde unos son los "buenos" y otros "los malos". Pero es mucho más difícil que eso, obviamente. Para la mentalidad occidental, es completamente claro que las facciones de extremo son las que más perjuicios han causado. Tanto en el caso de los nazis, como de los fascistas, el recuerdo guardado es bastante tenebroso y entonces, por supuesto, los malos tienen que ser ellos. Pero los personajes demuestran en gran medida que no por fuerza tendría que ser así. Consuelo es la víctima y heroína de la obra de Garro y decide asimilarse como de extrema derecha. Al final, este conflicto no es más que el pretexto para el mal, en donde las ideologías políticas no tienen nada que ver y sí la ambición de los implicados. de la misma forma, en el conflicto que inicia los problemas en la obra de Mulisch, todo deriva de  una lógica de elección, en donde la preferencia por el menor de los males es la que determina los hechos ocurridos. Y entonces, la filiación política no importa.
Cabe preguntarse quizá cuánto de esta mentalidad es debida a una forma de entender el mundo en relación con la mentalidad mítica que determina el orden de las cosas en función de dos polos opuestos que luchan siempre entre sí. No son sólo los malos contra los buenos, se trata de una polaridad que se moviliza continuamente.

viernes, 27 de julio de 2012

El niño con el piyama de rayas

Una de las reflexiones que se pueden hacer en torno a esta obra, del autor John Boyne, irlandés y afamado, es la relectura histórica que hace de un hecho histórico cuya memoria vale la pena conservar viva. A como dé lugar, no debe ser olvidada ni la Guerra Mundial (ninguna de las 2), ni el Holocausto. Porque cuando se les olvide o se minimice su importancia, es un hecho que volverán a ocurrir, tal como pasa con otros horrores que ya han sido opacados por el devenir interminable de la historia.
El acierto es presentar un hecho trágico y terrible a través de los ojos inocentes de dos niños que no entienden qué pasa a su alrededor, pero saben que es horrible. Al mismo tiempo, el espacio de los adultos se va oscureciendo con sus propios conflictos, internos y externos, poniendo una sombra en la vida de los niños. Todo mal viene desde el mundo de los adultos, entonces. Todo mal es trashumado desde los errores de los grandes y ni siquiera el mundo imaginativo de los más pequeños quedará a salvo.
Esto obliga a pensar en el resto de los horrores que alrededor del mundo se gestan a diario contra los niños, los animales, la naturaleza. Y todos, sin falta, vienen dados desde la ambición y la obsesión de los adultos. ¿En qué momento se pierde el rumbo? ¿Bruno habría llegado a ser un oficial como su padre si la historia hubiera sido otra?
Otro acierto es el saber narrar desde la perspectiva de un niño. No se usa más que la tercera persona para narrar, pero está muy bien puesta para que la perspectiva sea dada por la visión de un niño. El factor del lenguaje es importante y en este libro está muy bien explotado. El autor retoma algunos aspectos del lenguaje y visión de un niño pequeño y los pone sobre la mesa para que el lector termine de armar los escenarios, personajes, diálogos, y todo aquello que a Bruno se le podría escapar del entendimiento, por su edad, pero no escapa al del lector.
Es una obra, además, que pueden leer los niños, acompañados de sus padres; los adolescente, con la guía de sus profesores, y claro, un adulto cualquiera. Muy buena.

Yo Robot

Claro, los amantes del género de Ciencia Ficción no necesitan que se les explique por qué la película no tiene nada que ver con el libro de Asimov. Incluso un neófito puede rastrear esta información en internet. Pero más allá de eso, la obra de Asimov fue una sorpresa muy grata para alguien que no suele gustar del género Scifi como yo.
Yo Robot está compuesto por una serie de cuentos. Se trata de cuentos enmarcados en una entrevista a Susan Calvin, la robotpsicóloga que también aparece, aunque muuy lejos del personaje real, en Yo Robot, la película protagonizada por Will Smith.
En esa entrevista, Susan Calvin narra sus recuerdos en torno a lo ocurrido a varios modelos de robots, cada uno dotado de características distintas a otros. Cada uno un modelo más avanzado, o con alguna originalidad. Unos son muy fuertes, otros, dotados para cuidar niños. Incluso, uno de los modelos puede leer el pensamiento. Pero sin falta, todos los robots están sujetos a las leyes de la robótica, que son la aportación principal de Asimov al mundo de la Ciencia Ficción y puede que también al mundo de la ciencia en la realidad.  Esta sujección es la que motiva diferentes problemas, tramas, formas de enfrentar la realidad que hará que máquinas y humanos se encuentren contrapuestos unos a otros y de esta forma, se descubren nuevas formas de hacer lógica en torno a las cosas que nos rodean.
Tal y como lo hace la verdadera literatura, hay reflexiones trascendentales sustentando cada historia. En el corazón de cada una de ellas, hay referencias a la libertad, el amor, la honestidad, la verdad e incluso, en torno a la divinidad. No se habla de estos temas, no se intercalan conversaciones en torno a ellos, pero sí es posible extraerlos, reflexionarlos, pensarlos y cuestionarlos. Esta es la riqueza en torno a Asimov y su obra, y es el aporte fundamental que la Ciencia Ficción nos hace a los humanos, tan ocupados con el conceptos moderno de evolución y progreso. ¿Qué son, entonces, la evolución y el progreso? Muchas de estas preguntas ya están resueltas desde la Ciencia Ficción, y las respuestas dadas, no son ni remotamente lo imaginado.

El Resplandor

De Stephen King solamente conocía las películas basadas en sus obras, y casi nada escrito. Pero al leer El Resplandor me he llevado una agradable sorpresa.
Sí, es un escritor muy comercial. Sí, su obra no tiene grandes dilemas humanos, ni se preocupa por las cuestiones fundamentales como la libertad, el humanismo, el pensamiento. Pero sí es un grato reflejo de su tiempo, de la sociedad desde la cual se articular y de la cultura que acoge sus obras con tanta naturalidad que no puede evitar verse reflejada, en cuanto a sus miedos, mitos y leyendas, magnificados a través de la lente de un experto escritor de terror y misterio.
La obra El Resplandor afortunadamente dista de la versión de Kubrick en varias cosas. No es posible descalificar la versión fílmica, pero sí aclarar que ésta se trata sólo de una interpretación. Muy buena, excelente, pero que sin la novela, queda un tanto incompleta al ser vista y entendida por el espectador.
Por ejemplo, en la película, Jack comienza a adquirir una especie de mal de montaña, que, aunado al hecho de que el hotel está extrañamente embrujado, lo vuelve loco y lo impulsa a asesinar a su familia.
Pero en la novela, no es un mal de montaña. Es toda una posesión, desde la cual, Jack comienza a ser dominado nada más ni nada menos que por el hotel mismo, que no está embrujado, sino más bien, "personalizado", es decir, el ente maligno es el hotel, y sus fantasmas son solamente sus presas.
Y el resplandor es la capacidad poderosa de Danny para ver cosas que otros no pueden. Interesante el ejercicio de traducción que se ha hecho al español. El resplandor y esplender. Resplandecer y esplendor en nuestra lengua son otra cosa, tiene otra connotación. Por eso no podían ser usados estos términos.
Más interesante es el contraste de las actuaciones y los personajes. Sí pude ver a Jack Nicholson como Jack Torrance, pero Wendy... cualquier que se anime a abrir este libro de 600 páginas lo verá enseguida...
En efecto, el libro es largo, pero es muy entretenido, es una lectura recomendable para un viaje, una semana de descanso, pero no para las noches antes de dormir porque lo mantendrá a uno despierto hasta que no se pueda más, ocasionando severos desvelos.
Finalmente, hay que insistir, para los que digan que la obra de Stephen King es demasiado comercial, que, en realidad, no podría ser de otro modo. Se trata de un escritor estadounidense, proveniente de una cultura de consumo, y por lo tanto, un escritor de esta nacionalidad, que provenga del siglo XX y tenga que mantenerse así en el XXI tendrá que ser, forzosamente, comercial. Claro que sí, insisto, es norteamericano y su obra también lo es. Además, el éxito de su obra está precisamente en retomar los miedos y leyendas urbanas que conforman la cultura americana, junto con las formas de ser de las familias y personas en este país, y plasmarlos en su obra. Es un producto neto de su época y su cultura y por lo tanto es valioso. Incluso, si se aprende a leer entre líneas, se podrán apreciar críticas interesantes a la forma de ser, vivir y creer de los norteamericanos. Jack, de por sí es oscuro. Wendy tiene sus propios traumas. El hotel, en Chicago, fue cueva de ladrones y asesinos. No hace falta ser tan genio para ver traslucir cierta reflexión, a manera de lugares comunes y clichés literarios, en el corazón de las tramas del autor, pero es precisamente este carácter de crítica de maniquí, siempre estática, la que ensambla el carácter de la crítica occidental.

El Atentado

...de Harry Mulish, escritor holandés muy reconocido, esta obra "hace juego" con El Extranjero y la Metamorfosis. Pero si se los diera a leer en un mismo semestre a mis alumnos, tendría que ayudarles a entender el conflicto de sentido de vida que se plantea en cada uno.
El absurdo se yergue en esta historia como una risotada en plena cara cuando Anton, el protagonista, consigue por fin terminar de armar todas las piezas del rompecabezas que se dispersó la noche en que el comisionado de policía fue asesinado cerca de su casa y el cadáver, movido por unos vecinos, justo frente a su vivienda. Esto originó que los nazis mataran a su padre, madre y hermano, e incendiaran su casa. Anton, de 12 años en ese entonces, es puesto por una noche en una prisión totalmente oscura donde conoce a una mujer que le brinda un poco de consuelo en esa noche confusa y aterradora. Al salir de ahí, Anton va a vivir con sus tíos y crece mientras una costra emocional se forma sobre los recuerdos de esa noche, sin embargo, la herida no acaba de sanar. Se reabre múltiples veces cuando comienza a saber quiénes, cómo y porqué mataron al comisionado, porqué el cadáver fue movido frente a su casa y no frente a la de los vecinos, quién era la mujer en la prisión oscura y qué intervención tuvo en el asunto y en el resto de su vida. lo único que le queda a Anton es entender cómo se articularon los hechos, perdonar y seguir, sacudiéndose las cenizas.
La obra es excelente, al igual que el absurdo se plasma en El Extranjero cuando son el calor y el reflejo del sol los que impulsan al protagonista a jalar el gatillo, son "los lagartos" los que, de cierta forma, detonan parte de la acción que hará que la familia de Anton sea asesinada.
Esta es una lectura muy valiosa, que además, contiene varias reflexiones de la misma medida. Por ejemplo, está la conversación de Truus Costner sostiene con Anton cuando le dice que es más fácil ser malo que bueno, pues los malos solamente son como son, desalmados, y las cosas que hacen van en consonancia. Pero ser bueno, y combatir a los malos, exige ser, un instante, un poco como ellos, pero hay que saber encontrar el equilibrio, porque si los buenos comienzan a hacer exactamente lo mismo que aquellos a los que combaten, entonces habrán perdido la batalla porque se habrán convertido en malos también.
O cómo los judíos encerrados en casa de sus vecinos habían salvado la vida a éstos, sin saberlo. ¿Quién vive y quién muere? De la misma forma, si murieron los padres de Anton como víctimas inocentes, entonces ¿qué medida guarda el hijo de Ploeg para la muerte de su padre?
Y claro, ¿cómo se articulan los hechos para que las cosas pasen de cierta manera? Es el dilema de la mariposa que bate sus alas y provoca una tormenta en otro sitio, lejano. Cuando las piezas del rompecabezas encajan, entonces es posible mirar que la culpa... quizá no la tiene nadie. O todos. O alguien que ya está muy lejano al inicio de la culpa en realidad. ¿Quién dio el primer golpe?
La obra está ensamblada a partir de encuentros incidentales pero significativos, que van desarticulando la ansiedad y la angustia, y así finalmente el sentido de vida queda expuesto.

lunes, 23 de julio de 2012

Sobre Mono y Esencia

Alguna vez leí o escuché que lo único bueno que Aldoux Huxley había escrito era Un Mundo Feliz. Me negué un poco a creerlo, pero ahora estoy casi segura de que es verdad. Y digo casi porque no he pasado de leer, precisamente, Un Mundo Feliz y ahora, Mono y escencia.
La obra está escrita en un modo original, a manera de un guión de cine. De hecho, se trata de una narración enmarcada dentro de otra, es decir, un personaje encuentra el manuscrito y luego, lo deja para que el lector se meta de lleno en él. Así, la primera parte del libro es un tanto difusa, pues transcurre en las cercanías de Hollywood y dentro de este lugar, hasta que se descubre el guión, entre otros que no fueron aceptados y están a punto de ser incinerados.
Entonces, comienza la historia de verdad. El mundo ya ha pasado por la Tercera Guerra Mundial, y está sumido en un futuro apocalíptico tan malo como se pueda imaginar. La sociedad está compuesta de manera jerárquica y piramidal, en la cual, se adora a Belial, que es Satanás. La razón es simple: se ha podido observar cómo éste ha ganado la guerra contra el bien, transformando el mundo en un infierno para vivir. Y se le adora, no porque se crea que es una deidad en realidad benigna, no, al contrario, se sabe que Belial sólo busca el mal para los hombres, pero adorarlo es, literalmente, como arrojar un pedazo de carne a un tigre rugiente, se le tiene tranquilo al menos por un momento.
En medio de esta lógica, llega, desde Nueva Zelanda, un explorador, es biólogo y se desconcierta ante las cosas que encuentra. La Tercera Guerra no daño Nueva Zelanda porque no era un objetivo de guerra, por lo tanto, las cosas ahí siguen normalmente, como antes del conflicto bélico. Se asombra frente a las cosas que encuentra, en un mundo donde la mujer es concebida y tratada como un vaso de ignominia y el sexo, permitido sólo durante unas cuantas semanas, para los seres inferiores, con fines sólo de procreación. Los niños que más deformes nacen, son usados para el sacrificio. El resto del año, el sexo es prohibido, y de hecho, el amor también lo es. Los que son descubiertos amándose son terriblemente asesinados y la única forma de establecer una relación es huyendo de ese lugar, a otra colonia, detrás del desierto (¿México?) en donde las personas aún establecen relaciones sentimentales sin que esté mal visto.
La novela se lee rápidamente, sin embargo, después de Un Mundo Feliz, no es nada por lo cual haya que asombrarse. Infiernos peores se describen en 1984, donde el extremo parecido con la realidad actual es lo que pone los pelos de punta. Tuve pesadillas mientras leía el libro. En cambio, la idea de la adoración a Satán no me pareció en lo personal, nada porqué alarmarse. Se trata de una metáfora de la degradación moral e intelectual que, me parece, no sólo es ya común, sino hasta deseable de cierta forma, frente al auténtico retroceso evolutivo que parecen vivir los seres humanos del siglo XXI. No es Satanás lo más aterrador a nuestro alrededor. Lo son otro tipo de cosas más identificables y con rostros más amigables.
 Sin embargo, pudiera ser que esta obra, como otras de Huxley, despierte la reflexión acerca del entorno en el que se vive. Pero, si hay alguna otra cosa para leer al alcance, que sea literatura de más alto nivel, recomendaría dejar entonces esta obra para un momento en el cual, definitivamente, no haya nada más a la mano.