jueves, 25 de noviembre de 2010

La imaginación es, simplemente, memoria. Tratad de imaginar algo que jamás hayáis observado, experimentad, oído o leído. Intentad concebir un animal, por ejemplo, sin cuerpo, sin cabeza, sin extremidades, sin cola…, una casa sin muros o techo. Cuando estamos despiertos, con ayuda de la voluntad y el razonamiento, podemos de algún modo controlar y dirigir; podemos elegir, seleccionar entre lo almacenado en la memoria, tomar lo que sirve, excluir, aunque a veces con dificultad, aquello  que no viene al caso; dormidos, nuestras fantasías “son nuestras herederas”.

Ambrose Bierce, en Visiones de la noche

martes, 2 de noviembre de 2010

Acerca de El Pensamiento Homosexual, de Monique Witting

Ser o no ser… ¿mujer?

Desde hace muchos años, las teorías en torno a la identidad sexual de las personas han demostrado que no todo es tan simple como dividir entre hombres y mujeres, identificándolos sólo por los órganos sexuales que cada uno posee. No más el mito del andrógino primordial, donde cada ser humano estaba compuesto por un lado femenino y uno masculino, y al ser separados buscaron eternamente su complemento; aunque este mito no excluía la posibilidad de que el ser humano estuviera formado por dos lados masculinos o dos femeninos. De hecho, Platón, en voz de Aristófanes, dice:

Cada uno de nosotros no es más que una mitad de hombre, que ha sido separada de su todo, como se divide una hoja en dos. Estas mitades buscan siempre sus mitades. Los hombres que provienen de la separación de estos seres compuestos, que se llaman andróginos, aman a las mujeres […] así como también las mujeres que aman a los hombres […]. Pero las mujeres que provienen de la separación de mujeres primitivas, no les llaman la atención los hombres y se inclinan más a las mujeres; a esta especie pertenecen las tribades (Platón, 2003, p. 145).

            Y claro, de la unión masculina homosexual, la opinión de los griegos dista de lo que la cultura actual piensa

Del mismo modo, los hombres que provienen de la separación de los hombres primitivos, buscan el sexo masculino. Mientras son jóvenes, aman a los hombres; se complacen en dormir con ellos y estar en sus brazos; son los primeros entre los adolescentes y los adultos, como que son de una naturaleza mucho más varonil. Sin razón se les echa en cara que viven sin pudor, porque no es la falta de éste lo que les hace obrar así, sino que dotados de alma fuerte, valor varonil y carácter viril, buscan a sus semejantes; y la prueba es que con el tiempo son más aptos que los demás para servir al Estado (Platón, 2003, p. 145).

¿Por qué será que no se piensa lo mismo de las uniones lésbicas? Debe ser porque además de cargar con el estigma de la lesbiandad, cargan con el de ser mujeres. Ahora, definir a una mujer o a un hombre, más allá de la fisiología o la anatomía de cada uno, no es una tarea simple. Miramos en televisión o a nuestro alrededor casos de personas que desean cambiar de sexo, que gustan de asumir el rol del sexo contrario, que gustan de personas de su mismo sexo, o que disfrutan la compañía sexual de ambos. Qué difícil debe ser, por ejemplo, nacer con un sexo, desear otro y gustar de personas del sexo contrario.

Incluso las mismas mujeres que se asumen como tales ya se preguntan cosas como ¿qué debo hacer para conservar la feminidad, pero asumiendo un rol de igualdad con los hombres? O ¿en verdad debo conservar la feminidad si quiero asumir el rol de los hombres? Mejor: ¿qué es ser femenino y qué es ser masculino? Pero ¿Y la homosexualidad? ¿Necesita una distinción aparte? ¿las mujeres que gustan de la compañía sexual de otras mujeres siguen siendo mujeres? ¿Y los hombres que gustan de otros hombres son menos hombres?  Monique Witting plantea esto precisamente en su libro El Pensamiento Heterosexual.

Si los hombres que disfrutan y desean la compañía de otros hombres fueran menos hombres por esto, toda la Filosofía y el pensamiento occidental estarían basados en las ideas de un grupo de “menos hombres”, pues ya decía el mismo Platón, siguiendo a su maestro Sócrates e influenciando después la obra de Aristóteles que el amor más puro se realiza solamente en compañía de un chico y no de una mujer. Y pese al prestigio del que gozaba la mayor parte de estos pensadores, no pasó lo mismo con la legendaria Safo, quien, presa de las burlas públicas y de algún desengaño amoroso terminó sus días por sí misma en un simbólico precipicio.

Quizá Safo necesitaba conocer la principal tesis de Monique: “Sería impropio decir que las lesbianas viven, se asocian, hacen el amor con mujeres porque la mujer no tiene sentido más que en los sistemas heterosexuales de pensamiento y en los sistemas económicos heterosexuales. Las lesbianas no son mujeres”. Si lo hubiera hecho, quizás se habría resuelto ella misma, más allá del conflicto. Quizá hubiéramos tenido más de su poesía. Si a principios del cristianismo se hubiera defendido esta tesis, la sabia Hipatia no hubiera muerto a manos de una muchedumbre que alegaba que su rol de sapientísima filósofa atentaba contra las buenas costumbres del resto de las mujeres, que ya por ese entonces comenzaban a padecer duramente la dominación del sistema judeocristiano. Quizá muchas mujeres hubieran podido hacer alusión a esa declaración para evitar ser maltratadas por el simple hecho de ser mujeres.

O sea que, si las mujeres pudieran ostentarse a sí mismas como tales, sin conflictos de rol ni de género, probablemente no habría tantas mujeres padeciendo maltrato. Pero Monique no trata de promover esto. Simone de Beauvoir ya había esbozado, mucho antes, una teoría feminista en busca de la igualdad. Virginia Wolf también había hecho cuestionamientos importantes al respecto de la falta de igualdad en términos de educación académica para las mujeres.

No, más bien, Monique Witting propone desaparecer las categorías hombre-mujer, porque de conservarlas, el pensamiento heterosexual seguiría manifiesto, oprimiendo como siempre a la homosexualidad y a la lesbiandad. Sin embargo, me gustaría preguntarle a Monique si ser mujer es posible únicamente al pensarse en relación con el mundo masculino. No creo que así deba ser. La lucha de género lleva mucho tiempo peleando contra esto. Porque para los hombres no pasa así. Ellos son hombres en sí y nada más. No necesitan a la mujer para hacerse valer como seres masculinos.

De aquí la teoría Queer, donde “que la orientación sexual y la identidad sexual o de género de las personas son el resultado de una construcción social y que, por lo tanto, no existen papeles sexuales esenciales o biológicamente inscritos en la naturaleza humana, sino formas socialmente variables de desempeñar uno o varios papeles sexuales”. Es lo mejor que hay hasta ahora en cuestión de búsqueda de una nueva definición de la diversidad sexual. Y es una explicación de porqué a las personas les cuesta tanto trabajo asumirse fuera de sus roles, y al hacerlo, caen en un enorme conflicto interno y social.

En conclusión, es difícil determinar qué es lo femenino y qué lo masculino. Es más difícil pensar la lesbiandad y la homosexualidad fuera de estos márgenes. Pero el paso dado por Monique y otros teóricos del género y la homosexualidad definitivamente tiene que ser definitorio del próximo rumbo a seguir, que será, sin duda, un intento por cambiar la visión heterosexual del cosmos.

Bibliografía
Beauvoir, S (1999). El Segundo Sexo. México: Alianza Editorial.
Duby, G y Perrot, M. (2001), Historia de las mujeres, El siglo XX. España: Taurus.
Platón (2003), Diálogos II, México: Grupo Editorial Tomo.
Witting, M  (s/f). El Pensamiento Heterosexual.

La identidad personal: desde lo público y lo privado

Este texto es parte de un proceso de análisis que he llevado a cabo desde que ingresé a la Licenciatura en Psicología (BUAP). De la mano, hay también reflexiones que se han ido formando a la luz de los contenidos de la Maestría en Desarrollo Humano y Educativo (UPAEP). Tienen que ver con la formación de la personalidad de un individuo y la importancia de los procesos que intervienen en este fenómeno.


A continuación, se hablará de la conformación de la identidad personal a partir de la distinción de la propia corporeidad, en particular, desde los conceptos de partes públicas y partes privadas del cuerpo humano, esto con el fin de mostrar la importancia que tiene este tema para propiciar un desarrollo armonioso del niño pequeño.
1.     Distinción entre el concepto de público y privado en el cuerpo humano.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (en línea) define el concepto público como: “Notorio, patente, manifiesto, visto o sabido por todos”. En este sentido, lo que está frente a l público es lo que, culturalmente, no tiene ni genera ningún conflicto al ser mostrado. Es más, está ahí para que todos lo vean y lo identifiquen. De esta manera, al hacer referencia en este trabajo a las partes públicas y privadas del cuerpo de un niño, se está haciendo alusión a todas aquellas partes del cuerpo de una persona que pueden estar expuestas a los demás sin que por eso exista alguna incomodidad por parte de la persona que las muestra o de las que lo observan. Por ejemplo, un niño o una niña pueden ir a nadar y usar un traje de baño, del cual quedarán expuestas, por supuesto, ambas extremidades, inferiores y superiores, torso (o parte de él, en el caso de las niñas), cabeza, manos y pies.

Por otra parte, la RAE define lo privado como: “Particular y personal de cada individuo”. Ya sea que esta cuestión se refiera a partes del cuerpo, pensamientos, ideas, propiedades o cosas, el concepto indica la idea de que existen objetos cuyo uso y acceso se restringe solamente al uso personal y exclusivo de su propietario. La RAE menciona también: ”Que se ejecuta a vista de pocos, familiar y domésticamente, sin formalidad ni ceremonia alguna”, es decir, en esta definición es posible apreciar que evidentemente, por razones socioculturales, hay cosas de la cotidianeidad que no es posible mostrar al público sin que existan problemas derivados de esto, por ejemplo, incomodidad, timidez, ofensa e incluso miedo. Y más, en lo que se refiere a las partes del cuerpo.

Pese a que el tabú del cuerpo obedece a razones culturales, es innegable que en gran parte de las culturas del mundo la zona de los genitales es la que más privada se vuelve frente a los demás. No importa si es cubierta con un taparrabo o con una gran cantidad de tela, esta es una zona que debe estar bajo cubierto. A pesar de que existen otras partes del cuerpo que pueden tener, sobre ellas, cierto tipo de tabú en diferentes sociedades, la reacción universal con respecto a las partes involucradas en la reproducción está por completo relacionada con los conceptos de privacidad o intimidad.

2.     La conformación de la identidad personal desde los conceptos público y privado en el cuerpo humano.
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Es un hecho comprobado que el hombre no es un ser humano completo e integrado si no está en relación con otros. De hecho, desde la Filosofía, el concepto de ser humano involucra, precisamente, su comunión con los demás: “Podremos aproximarnos a la respuesta de la pregunta ‘¿Qué es el hombre?’ si acertamos a comprenderlo como el ser en cuya dialógica, en cuyo ‘estar-dos-en-recíproca-presencia’ se realiza y se reconoce cada vez el encuentro del ‘uno’ con el ‘otro’” (Buber, 1985, p. 150). Así, la gestión de la identidad, como se verá más adelante, tiene una parte importante en la que se desarrolla en la interrelación con los otros.

Pero antes de iniciar su aproximación a los demás, o al menos, de la mano con este proceso, el ser humano tiene que afianzar primero lo que le concierne a él como individuo, tiene que delimitarse y estrechar sus propios límites, para poder iniciarse en el reconocimiento de los demás. Es por esto que es necesario que, en la construcción de su identidad, el hombre involucre en esta búsqueda, no solamente lo que atañe al espíritu y al pensamiento sino, desde luego, lo que implica al propio cuerpo, pues es imposible pensar en un individuo si este no está inicialmente delimitado por su corporeidad.

Es, además, la existencia de “otros” lo que supone la internalización de lo que “uno mismo”. Esto es importante, pues, en gran medida, un sujeto se identifica a sí mismo en función de las opiniones de los otros acerca de él que este sujeto internaliza. De esta forma, la construcción de la identidad es un proceso en el cual el individuo debe poder funcionar eficientemente con ayuda, prácticamente, de los demás (Larrain, 2001, p. 6). Acerca de esto, Erikson expresaba esta idea diciendo que en el proceso de identificación "el individuo se juzga a sí mismo a la luz de lo que percibe como la manera en que los otros lo juzgan a él" (en Papalia, 2010).

En este sentido, la determinación de la identidad de una persona se comienza a formar, según diversos autores, aproximadamente, a la edad de tres años. De acuerdo con Freud, es en este momento que los niños pequeños comienzan a atravesar la etapa fálica, en la que son conscientes ya de su individualidad, para entonces, poder comenzar la identificación con su padre o madre, según sea el caso, si se trata de un niño o una niña. Es el momento en que la formación del “yo” es esencial, pues es lo que debe “manejar” las relaciones entre los restantes estratos de la personalidad y el medio, apoyándose en los mecanismos de defensa (Domínguez, 2008, p. 78).

Por otra parte, y desde Erikson, los niños de tres años ya han desarrollado la suficiente autonomía y autosuficiencia como para poder interactuar con otros y ver al yo como una persona con derecho propio, separado de los padres, pero dependiente de ellos aún. Es el momento adecuado para que el niño aprenda la manifestación y la importancia de decir Sí o No. La voluntad y la confianza comienzan a desarrollarse y es de extrema importancia que el ambiente en el que se desarrollan en este momento les ayude a conformar estos aspectos.

Por otra parte, desde Piaget, la formación del niño alrededor de esta etapa es revelada por ciertos indicadores, tales como el hecho de que el niño es capaz ya de representarse mentalmente diversas situaciones, personas y lugares. El juego imaginativo es muy importante en esta etapa y aunque el pensamiento todavía no es lógico, ya comienza a haber representaciones simbólicas importantes (Papalia, 2010, p. 27).

Dentro de estas representaciones mentales, entran las que corresponden al nombramiento de objetos cercanos al niño, incluso personales, como son las partes de su cuerpo. Pero además, ya que el niño comienza a hacer representaciones simbólicas, es también momento para enseñarle que algunas partes de su cuerpo “significan” y “simbolizan” más de lo que son o de lo que se ve. Por ejemplo, sus manos son para tomar las cosas, sus piernas para caminar, su pene para orinar, pero su cabeza es “para pensar”, sus nalgas para sentarse, y al respecto, su pene y sus testículos (o vagina, en el caso) implican también que le pertenecen sólo a él. No más que las otras partes de su cuerpo, finalmente, todo es “suyo”, pero en el caso de los genitales, éstos le son todavía más personales puesto que, mientras que puede darle la mano a otra persona, no puede ni debe hacer lo mismo con sus partes privadas. Esta enseñanza implica que el niño haga una asociación de tipo simbólico, más que significativo.

Es por estas razones por las que es a la edad de tres años que la tarea de iniciar al niño en el reconocimiento absoluto de las partes de su cuerpo es fundamental para iniciarlo en la delimitación de su corporeidad. Posteriormente, y como resultado de esto, las cuestiones relacionadas con el auto-respeto, la autoestima, auto-confianza y el auto-concepto se podrán ir desprendiendo en el resto del proceso de enseñanza y el aprendizaje de la identidad propia.

Claro que todas las etapas del desarrollo de la vida de un ser humano son importantes. Sin embargo, cualquier alteración que ocurra en la etapa antes mencionada puede dejar secuelas y afectaciones que no sean fáciles de sanar con el tiempo. Es por eso que, más adelante, se hará hincapié en la importancia de evitar que algún suceso de carácter violento, en especial de carácter sexual, altere el curso natural del desarrollo de un infante.

De acuerdo a Honneth (1997, p. 77), el auto-reconocimiento que hace posible la identidad se manifiesta en tres aspectos importantes: autoconfianza, auto-respeto y autoestima. Por supuesto, el desarrollo de estas formas de relación con el “sí mismo” para cualquier individuo, depende esencialmente de haber experimentado el reconocimiento de otros, a quienes el también reconoce, todo esto, en la interrelación. Es decir, la cimentación de la identidad es un proceso intersubjetivo de reconocimiento mutuo:

La confianza en sí mismo surge en el niño en la medida en que la expresión de sus necesidades encuentra una respuesta positiva de amor y cuidado de parte de los otros a su cargo. De igual manera, el respecto de sí mismo de una persona depende de que otros respeten su dignidad humana y, por lo tanto, los derechos que acompañan esa dignidad. Por último, la autoestima puede existir sólo en la medida que los otros reconozcan el aporte de una persona como valioso. En suma, una identidad bien integrada depende de tres formas de reconocimiento: amor o preocupación por la persona, respeto a sus derechos y estima por su contribución. (Larrain, 2001, p. 7)

De aquí que sea tan importante inculcar en el menor todas estas nociones de autoconfianza, auto-respeto y autoestima, para que, posteriormente, pueda exigir a su entorno el respeto y cuidado que necesita como individuo, todo lo anterior con el fin de generar una identidad sana y firme. Pero más allá de las ideas y conceptos que se inculquen a un niño conforme se va desarrollando, es muy importante que el abordaje inicial de las nociones de respeto se haga a partir de la corporalidad del niño. Y para lograr este propósito, es necesario que desde la educación, ya sea la que se proporciona en casa o en una escuela, se preparen estrategias, desde las cuales se pueda iniciar el proceso educativo que permitirá a los niños comenzar a recorrer el camino de una educación sexual que le favorezca y le permita desarrollarse armoniosamente:

Todo niño nace con una diferenciación biológica establecida en relación al sexo (exceptuando los casos de malformaciones congénitas) y sobre la base de estas diferencias y semejanzas corporales construye todo su conocimiento acerca del propio sexo y de su relación con el otro sexo. El desarrollo de las diferencias sexuales en la conducta humana, están condicionadas por complejas interacciones entre factores genéticos, hormonales y ambientales (Educación sexual en niños preescolares, en línea)

           

viernes, 20 de agosto de 2010

10 reglas para hacer de tu hijo un delincuente

1.       Comienza desde su infancia a darle a tu hijo todo lo que pida. Así se criará convencido de que el mundo se lo debe todo.

2.       Cuando aprenda malas palabras o diga groserías, celébraselo. Esto lo hará pensar que es muy gracioso.

3.       Nunca le des una nalgada. Las generaciones de antes sabían con certeza que la disciplina necesita, algunas veces, refuerzos. Pero no. En realidad, se puede traumar.

4.       Recoge todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. No le permitas valerse por sí mismo, para que se acostumbre a que no tiene las cosas a tiempo cuando él las necesita.

5.       Haz que las discusiones entre tú y tu pareja se desarrollen en presencia suya. Así no se impresionará demasiado el día que deshaga su propio hogar.

6.       Dale al niño el dinero que exija para gastos, de lo que sea. Nunca le permitas que lo gane él mismo ¿Por qué dejar que el pobrecito pase los mismos trabajos y penurias que tú cuando eras chico?

7.       Satisface todos los caprichos en lo relativo a golosinas, juguetes, comidas, bebidas y comodidades. Privarlo de eso puede causarle serias contrariedades, originarle complejos y frustraciones nocivas.

8.       Apóyalo en cualquier discusión que entable con sus amigos, con los vecinos, con sus maestros o con la policía. Incluso, justifique las groserías que le haga a otras personas, pues lo que ocurre seguramente es que todos le tienen mala voluntad a tu hijo y tratan de humillarlo, pero él tiene la razón siempre. Es que ¡es tan impetuosos al hablar y al actuar!

9.       Cuando se meta en líos o se halle en enredos serios, sólo di: “este muchacho tiene un carácter difícil, yo, la verdad, nunca he sabido comprenderlo, ni tampoco dominarlo”.

10.   Prepárate a llevar una existencia llena de amarguras y pesares al ver el camino que toma tu hijo. Sufre al verlo sufrir en esa vida que es lo que, ciertamente, tú le preparaste.

martes, 25 de mayo de 2010

Rogar por calificación: síntoma de la irresponsabilidad

En muchas ocasiones, desde que me dedico a dar clases, he tenido alumnos que llegan a suplicar por una calificación, que, la mayoría de las veces, no merecen. ¿Qué acaso no tienen dignidad? ¿Acaso no es posible que parte de la formación en las escuelas debiera incluir la toma de responsabilidad de las personas con respecto a sus acciones?
Pues claro que así debería ser. Regalar décimas en la calificación final, merced a un ruego o súplica es, o debería ser considerado, como una actitud antiética por parte, tanto del docente como del alumno.
Pero por alguna razón, esto no está considerado en los códigos éticos de ningún lugar. ¿Por qué? Pues merced a la compasión y al criterio del docente que es quien decide si otorgar la calificación justa o un "regalo" de algunas décimas más.
Claro que en ocasiones, como estrategia pudiera ser válido organizar dinámicas en clase gracias a las cuales se puede obtener décimas extra de calificación. Pero en esto se infiere que se debe hacer alguna clase de actividad para ganar calificación extra.
Sin embargo, ¿cuántos alumnos suplican por décimas, por volver a hacer el trabajo que tanto les ha bajado la calificación o por aprobar sin haber hecho nada para lograrlo? En esto, la necesidad de una formación integral es patente, pues la formación humana, valoral y en cuestiones de autoestima, son las áreas que inciden en la adquisición de responsabilidad, valor personal y respeto por lo que uno hace y por lo que hacen los demás.

sábado, 16 de enero de 2010

Deshonestidad Académica


Hace unos días, me enteré de que siete alumnos habían sido expulsados por cometer deshonestidad académica cuando falsificaron las firmas de varios maestros, esto, al momento de presentar los oficios de los asesores que validan la liberación de sus trabajos de tesis. De hecho, tuve oportunidad de presenciar uno de estos casos cuando fui revisora de una de las tesis cuyos oficios tenían firmas falsificadas.
Esto me puso a reflexionar sobre el tema de la ética y la honestidad en las escuelas. Pese a que muchos programas escolares aún consideran, afortunadamente, este tema dentro de la currícula, no parece que esté sirviendo a los estudiantes para formarse como profesionistas integrales, atendiendo a los conceptos, conocimientos, habilidades y destrezas que la formación en competencias busca desarrollar.
De acuerdo con el modelo de formación por competencias, la formación del individuo no debe olvidar la parte humanística la cual, entre otras cosas, busca que la persona sea consciente de la responsabilidad que implica cualquier actividad académica y laboral, lo cual a la vez significa no olvidar el compromiso ético con uno mismo al decidir integrarse a dichas actividades.
Y esto me lleva a recordar que, en mi época de estudiante, y aún ahora que he terminado una maestría más, este tipo de hechos, donde un alumno falsifica un documento oficial, no sucedían. Quizá era otra época. Quizá fue que, aunque estos hechos sí ocurrían, yo estaba muy al margen de ellos. Quizá fue, entonces, la educación que me dio en casa mi mamá. Sea como sea, la deshonestidad académica me sigue pareciendo casi inverosímil, pues en mi entorno no solía ocurrir.
Pero más allá de esto, está el problema de qué es entonces lo que se debe hace para evitar este comportamiento. ¿Más clases de ética? ¿Más rigidez en los reglamentos? ¿Sanciones más estrictas? O, como muchos otros problemas, tiene una raíz tan profunda en la sociedad que es difícil de erradicar. Los primeros culpables entonces, ¿serían los padres de estos alumnos? Posiblemente, pues no supieron inculcar en sus hijos el sentido de deber, ni de responsabilidad. Además, no supieron tampoco mostrarles que la mejor solución no está en el fraude.
Pero por sí sólo el sistema ya es un semillero de malas conductas, pues pareciera que se premia al que más astuto resulte ser, aunque su ética sea reprobable. No obstante, recobrar la ética perdida parece ser labor, entonces, del ambiente escolar, en el cual no puede ni debe haber cabida a este tipo de conductas. Comenzando, muchas veces, por los maestros, lo cual es muy lamentable. Pero ese es otro asunto.

jueves, 14 de enero de 2010

¡Nicté! ¿Y la paciencia del público?

Acabo de ver Nicté, el filme producido en la ciudad de Puebla, México, hecha con tecnología local, con el doblaje de actores muy reconocidos y producción en la que están involucrados el Gobierno del Estado, Secretaría de Cultura y otros, incluso particulares.
Para empezar, esta película trata acerca de las aventuras de una niña que sueña con ser princesa, pero en realidad, es hija adoptiva de unos humildes habitantes de una población, al parecer, olmeca. Según le narran los mismos padres de Nicté, ella fue encontrada, junto con otros niños, sola y desamparada después de un desastre naturall y no tuvieron corazón para dejarla sola ni a ella ni a los demás pequeños. Inmediatamente desspués de que los padres adoptivos de Nicté le dicen esto, ella les recrimina que tengan tantos hijos, se niega a ayudarlos con las tareas del hogar y con el cuidado de sus hermanitos, y se interna en la selva para estar sola.
Entonces, al llegar a la selva, cae por accidente en un hoyo, en el cual, puede ver, tallada en las paredes, una profecía acerca de una princesa que caerá del cielo, cuando un cometa pase por la tierra. Casualmente, un cometa pasará sobre la aldea de Nicté esa misma tarde, así que ella decide hacerse pasar por esa princesa, haciendo que un amiguito suyo le dibuje en la frente las marcas del jaguar que, según la profecía, la harán reconocible como la esperada princesa celestial.
Y en efecto, Nicté se lanza desde una catapulta improvisada y cae a mitad de la ceremonia que estaba recibiendo el paso del cometa. Con recelos, los sacerdotes Can y Cun, la instalan en el templo. Su padre la va a buscar, pero ella niega conocerlo.
Al otro día se haber iniciado su nueva vida como princesa, los sacerdotes le revelan a Nicté que, como elegida, tiene que cumplir una importantes misión: salvar a su pueblo de una invasión de langostas que asolan todo a su paso. Para esto, tiene que encontrar una flor sagrada, con la cual derrotará al pe3ligro que acecha a la población.
En su camino, Nicté se encuentra con un chaneque que se ha autoimpuesto una misión similar a la de Nicté: encontrar una ramita de "tenmeacá". El pequeño duende no entiende que este sólo es un coloquialismo que le indica que debe mantenerse lejos y ocupado de quien lo enviado a la búsqueda. Nicté intenta explicarle, pero no con mucho interés, así que el chaneque queda ignorante de esta cuestión.
Tras varias dificultades, incluidas una serie de traiciones y pactos malévolos entre hombres y dioses, Nicté por fín consigue la flor sagrada, pero descubre, al volver a su pueblo, que la flor en realidad es ela misma, que el largo viaje le ha servido para madurar y volverse humilde y sabia, y por lo tanto, se confirma como la digna fundadora y dirigente de cinco naciones que nacerán a partir de su pueblo y su familia. Esto se le revela a ella y a los que le rodean cuando los verdaderos padres de Nicté, los dioses del sol y de la luna, aparecen para terminar con la tragedia y premiar a todos los implicados en la travesía de la niña.
Esta bella historia, producida y elaborada por mexicanos, no ha tenido, al parecer, la aclamación y el seguimiento que merece, no solamente por ser una producción nacional, sino por que sí tiene buena calidad, el trabajo de doblaje es esmerado, la trama y el mensaje arrojados por la cinta son apropiados para toda la población y todas las edades y, pese a no tener la calidad de producción de los filmes producidos en Hollywood, por ejemplo, por Pixar, el esfuerzo de edición y el trabajo de realización son buenos.
Pero al parecer, las personas no le tienen suficiente paciencia al cine mexicano, el cual, por carecer de los exagerados presupuestos de la industria fílmica hollywoodense, debe optar más por usar buenos guiones y no buenos efectos. Esto ocasiona que la velocidad de las acciones en las películas mexicanas no transcurra tan rápidamente como en las norteamericanas. Los efectos y la edición no son tan atractivos, pero los mensajes y la historia suplen esta deficiencia, que en realidad, no debía ser precisamente tal. Más bien, habría que verlos como una cuestión de estilo cinematográfico.
Y por más que se ha pedido a la gente que apoye al cine mexicano yendo al cine a ver Nicté, las personas se han volcado a ver Avatar, que con la simple mención de su presupuesto elevadísimo, ha logrado captar la atención del público.
Esta situación puede reflejar, por sí misma, una situación que dentro de las aulas de clase se puede observar con más detenimiento: la atención de las personas cada vez puede fijarse menos y con menor calidad. Es decir, las personas son incapaces de poner atención durante un tiempo relativamente largo o la atención que ponen es deficiente. Necesitan constantes estímulos de su entorno para poder seguir atentos a algo, y en realidad, ese algo no es ya el mismo.
Por ejemplo, una película. Las películas hollywoodenses se caracterizan por presentar generalmente, a cada momento, colores impactantes, movimientos veloces, cambios de acción dramáticos, poco diálogo y no profundo, más bien, un tanto superficial, es decir, mientras el diálogo sirva a los fines de dar cierto seguimiento y cohesión a las acciones, es suficiente. Así, ver la misma película durante dos o tres horas, no es ver ls mismas acciones, dramas, colores, efectos y actuaciones durante este tiempo.
Cuando hablo de velocidad en la trama, en las acciones y los efectos de las películas, pienso en filmes exitosos como la saga de Harry Potter, Los Transformers, El Señor de los Anillos, que, pese a ser a veces muy largas, no transcurren en linealidad. Nicté tampoco,pero en esta hace falta que el público haga inferencias, que recuerde detalles, que utilice información almacenada (o que se espera, esté almacenada en la memoria del espectador), que siga una trama detallada sin la cual, la película no es nada. Es diferente en cambio en los éxitos de Hollywood que acabo de mencionar. No importa realmente la trama, los efectos lo compensan todo. De hecho, el objetivo que quieen alcanzar los protagonistas queda definido al inicio de la cinta y se persigue sin variaciones ni cambios a lo largo de toda la duración de ésta.
Entonces, ¿donde queda la paciencia y el interés del público? Al parecer, cada vez son menos y habrá que reservar los de aquellos que aún los poseen para el llamado cine de arte, porque para el cine comercial, ya está visto que definitivamente no es posible hacer alusión a ambas cualidades.

lunes, 4 de enero de 2010

Comercio de animales: sin respeto por la vida

En el ámbito de la ecología y la conservación, mucho se habla de aquellos que cazan animales de forma indiscriminada por deporte o para venderlos a personas que no cuentan con la licencia ni los recursos suficientes para darle al animal la vida que necesita y merece. Es claro que estas prácticas son muy reprobables, sin embargo, se siguen llevando a cabo de manera ilegal y desde el mercado negro.
Sin embargo, de manera legal, aunque no legítima, a la vista de todos, se comercia y lucra con la vida de algunos animales domésticos. Me refiero a la compraventa de mascotas, específicamente, de perros. En la ciudad de Puebla, en México, en la zona centro, es decir, en el mismo corazón de ésta, se venden perros de una manera que recuerda la crueldad con la que los seres humanos pueden llegar a ser tratados también, vendidos como esclavos.
Cada fin de semana, el domingo, en el barrio de Analco, ubicado a sólo unas cuadras del zócalo de la ciudad, se pone un mercado que siempre está revestido de mucho colorido, pues en él se pueden hallar artesanías, productos de imitación, manualidades, plantas, ropa, comida y muchos otros artículos con los que la gente comercia para ayudarse en sus ingresos. Pese a que actualmente la dirigencia y administración del mercado están muy politizados, el mercado sigue siendo una buena idea y un espacio familiar muy atractivo para la gente de Puebla. Sin embargo, en algún momento, la gente cuyos perros tenían camada decidieron ofrecerlos a la venta en este mismko lugar. Esta ya no fue una buena idea.
Al principo, la gente llevaba sus jaulas o cajas con los perritos y se ubicaba en una sección de jardín de Analco, en la tierra y el pasto, con el evidente riesgo de que los animales, cachorros aún, contrajeran enfermedades y parásitos. Con el tiempo, dejaron de ser solamente personas ocasionales las que asistían al parque a vender sus perritos. Empezaron a llegar "pseudocriadores" con la oferta de cachorros hijos de "campeones" o perros de raza, los cuales, se notaba que de raza sólo les quedaba el nombre.
Pero el principal problema llegó cuando los comentarios por cachorrros muertos o enferemos a los pocos días de haberse adquirido en este lugar comenzaron a circular entre la gente de la ciudad. Al no haber un control legítimo de la venta de estos animales, no había garantía de que no estuvieran enfermos al momento de ser vendidos. Esto ocasionaba que, si bien era un poco más barato y variado comprar perros en esta zona, resultaba también un juego de azar.
Luego, los vendedores de perros y artículos para mascotas fueron trasladados a un camellón a un lado del mercado. Aquí se vió más orden, pero no más higiene. Por último, ahora se encuentran en una casa, tipo vecindad, ubicada junto al camellón mencionado.
Y entonces, hacinados en un espacio miserable, en condiciones húmedas, insalubres, irresponsables e inhumanas, es como ahora se venden decenas de perritos cada semana en el barrio de Analco. El lugar es un pasillo angosto, sucio y húmedo. Pero, además de las condiciones en las que se comercia con estos animales, está el problema de cómo los trata la gente que los lleva a vender. Algunas personas ni siquiera se toman la molestia de llevar un plato con comida y agua para los animales. Les dan de beber y de comer en el suelo, o de plano ni siquiera les dan nada. Los exhiben como si fueran calcetines o juguetes y los ofrecen para cargar a cualquiera, con el riesgo de que los animales se enfermen. La gente no entiende que los cachorros son bebés que, igual que un bebé humano, carece de un sistema inmunológico eficaz, no es como el de un adulto. Por lo tanto, no pueden estar en contacto con la tierra, la gente, el piso y un ambiente insalubre porque se enferman.
Pero la culpa no está en los vendedores de mascotas, como siempre, la culpa la tiene la gente que va a comprar a los animales y promueve, de esta manera, el trato inhumano a estos seres. Pues, luego de vender perros, la gente se indigna cuando escucha hablar en las noticias de la trata de personas. Pero en el fondo, son la misma cosa. Hacinar seres vivos y maltratarlos sin agua o comida, o con agua y comida de pésima calidad, para luego, venderlos como juguetes, como objetos.
Por eso, se debe promover la adopción de mascotas y el trato digno a los animales, para que entonces, se trabaje también en pro del trato digno a las personas y a todos los seres vivos en general. Y como siempre, el problema es la educación o la falta de ella. Y como siempre también, sólo en países como México pasan estas cosas. Nuestros problemas son más grandes de lo que parecen.