jueves, 7 de julio de 2011

1984 en 2011

Recientemente tuve oportunidad de leer una obra grandiosa que, al igual que Un Mundo Feliz, de Aldous Huxley, me aterrorizó, obviamente no tanto por la trama sino por la crítica terrible que deja ver hacia la sociedad de nuestro siglo. Es alarmante que un libro que fue escrito hace más de medio siglo siga siendo tan actual. 1984 es la obra de George Orwell, en la que se hace una construcción crítica basada en el tipo de orden imperante en la sociedad.
Escrita en tiempos de posguerra, es una obra en la que es de admirar la forma y el "tempo" en el que la trama se va desarrollando. Lenta y monótona al inicio, para reflejar el hastío de vida que siente el protagonista principal frente a la tiranía del pensamiento que el "Gran Hermano" y el Partido han impuesto, se vuelve apasionada y brillante cuanto Smith se enamora, para volverse convulso, violento y aterrador al momento de la tortura.
Pero lo aterrador no está del todo en la descripción de la tortura, que de por sí produce asco, miedo, la sensación de falta de aire y ahogo, de que no hay ningún lugar a donde escapar, a donde se pueda huir y optar por otro tipo de vida diferente al que se ofrece en la novela. En realidad, lo aterrador está en reconocer muchos de los aspectos tiránicos, totalitarios y déspotas descritos en la obra, dentro de la vida real. La observación detallada hará ver que se trata de más aspectos de los que uno estaría dispuesto a aceptar inclusive.
Por ejemplo, en la obra se habla de una guerra que, no es que no exista, es que funciona como el sostén de una economía egoísta, centrada en el poder de unos cuantos, de un sistema agónico, pero que ha encontrado la forma ideal de preservarse a sí mismo. Por si fuera poco, nunca nadie ve a los enemigos de guerra, así que en realidad, a nadie le consta que la guerra exista o más bien, que el enemigo sea realmente el ente aberrante que se describe.
Y luego, uno puede voltear a ver cómo en países como México se lleva a cabo una guerra contra el narcotráfico, que, no es que no exista, pero tampoco nadie sabe con exactitud cómo se están llevando las riendas de esta guerra y aunque el discurso oficial diga que la guerra se gana, en realidad, nadie está seguro de esto. Esta es una ventaja que parece que aún se conserva frente a lo que ocurre en la novela, pues ahí, todo mundo cree ciegamente lo que el discurso oficial menciona.
¿Será? claro, si volteamos nuevamente, la verdad es que, por más que las personas traten de confrontar la información proveniente de distintos medios (si es que lo llegan a hacer), no es posible vislumbrar una verdad que pueda considerarse como libre del velo con que las "versiones diferentes" suelen recubrir los hechos. En esto es posible ver, claro, la manifestación de una sociedad viciada por la rendición frente a lo que "la autoridad" determina que debe ser creído.
Además, ahora que estamos en la era del internet, hemos superado la imprenta para poder cambiar la escritura hacia el medio digital. Todo fuera como escanear un libro y presentarlo como e-book para que la gente pueda leerlo desde un dispositivo digital. Y aún así, no hay garantías de nada. Pero ¿quién garantiza que el e-book no será modificado, por diversas razones, para que se termine ajustando a una realidad determinada? Tal y como ocurría con el Ministerio de la Verdad. En realidad, ahora que lo pienso, hay "editoriales" en México que se esfuerzan por presentar productos que, evidentemente, están preparados con toda la intención de alienar a la población, así que, la coincidencia con 1984 es mayor.
y por último, aunque las telepantallas no nos vigilan, sí lo hacen nuestras tarjetas de crédito, declaraciones electrónicas de impuestos, facturas electrónicas, los datos de la credencial IFE que, fuera del discurso oficial, fueron vendidos, según se dice, a la CIA. Además, tarjetas de nómina, lugares visitados, objetos consumidos, estudios realizados, llamadas telefónicas hechas, lugares de internet visitados, etc. Todos estos datos, en algún momento, nos hacen rastreables y completamente reconocibles, haciendo que nuestra intimidad se vea reducida a unos cuantos momentos en nuestro interior.
Así, si hacemos una reflexión conjunta con base en libros como los mencionados al principio, nos encontramos con que la humanidad no ha estado avanzando en lo que se refiere al descubrimiento de qué es lo que realmente significa ser tal: humano, y además, quizá cabría preguntarse, libre.

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