jueves, 11 de octubre de 2012

Flush

A diferencia de lo que ocurre en Pinocho, que es una obra donde se exaltan los valores educativos de la modernidad del siglo XIX, en Flush se cuestionan en gran medida estos valores. Pinocho tiene que atravesar, sí, por muchas dificultades, sufrimientos, dolores y crueldad, pero que le llevan finalmente a reformarse e integrarse a la sociedad. La metáfora de Pinocho convertido en ser humano, que mira a la marioneta inmóvil, es la celebración y exaltación de un sistema educativo que, pese a su dureza, ofrece resultados convenientes a la sociedad que necesita creer en el progreso del ser humano.
Pero Flush, es más bien, una crítica a un sistema educativo que necesita anular el ser esencial de cada individuo para rendirlo y sacrificarlo a las necesidades sociales de orden, mesura, contención y equilibrio. Flush no es uno de los libros más representativos de la obra de Virginia Woolf, pero sí es muy representativo de varias cosas:
En primera, precisamente, el carácter crítico de una sociedad que necesita ver rendirse la añoranza adámica del paraíso frente a la moderaciones sociales de la modernidad victoriana. Flush añora, todo el tiempo, la época atávica en la que correteaba tras conejos y libremente paseaba entre animales y plantas salvajes. Pero  su naturaleza se doblega amigablemente frente a las necesidades de sus dueños. Igual que hacen los seres humanos cuando abandonan sus impulsos infantiles para crecer.
Otra cosa que sorprende es la agudeza que la autora ha tenido para representar el punto de vista de un perro. Es interesante que, aún en una época en la que no se tenía como ahora una cultura canina y eran un poco desconocidos los resortes que animan a los animales a actuar instintivamente, Woolf ha representado las impresiones de Flush de una forma muy creíble.
Aunque claro que muchas de las vivencias de Flush están animadas por la humanización que de ellas se hace. Eso es inevitable, evidentemente para que un libro cuyo protagonista es un perro pudiera generar interés.  Pero uno de los rasgos que se exaltan de él es su conocimento del mundo por los olores. A lo largo del libro, la perspectiva que se desataca es ésta, que me parece novedosa, según la época en que la obra fue escrita.
Aunque Flush no es un libro precisamente conmovedor, sí es una obra que vale la pena leer, para comenzar a tener una visión diferente de lo que significa tener como compañero un perro. Para otros, el libro podría significar otras cosas. Para los amantes de los animales, el vínculo entre Flush y su dueña es fácil de superar.

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