jueves, 2 de agosto de 2012

Pinocho

A sabiendas de que las historias originales de cuentos de hadas suelen ser terriblemente crueles, había dejado Pinocho para después y aplazando su lectura. Pero como lectora del siglo XXI, resulta que no fue tan terrible como yo creía. Sí es un libro un poco cruel para la época en que fue escrito. A la marioneta la cuelgan de un árbol, la maltratan, casi se quema, la engañan una y otra vez. Pero comparado con la acción de las caricaturas, donde un personaje puede caer desde una alta montaña, sufrir una explosión, ser arrojado por los aires, caer de un avión, etc., y todo esto sin que le pase nada, obviamente, entonces lo que le ocurre a Pinocho no es, en definitiva, ni siquiera cercano.
Lo que sí es interesante es la similitud que todas las cosas que le ocurren guardan con los cuentos maravillosos y sus versiones originales. Parece que el cuento hubiera sido escrito hace mucho más tiempo, cuando en realidad, no es así.
La historia es una metáfora educativa de los preceptos morales que privilegiaban durante la modernidad del s. XIX. Es fácilmente comprensible que Pinocho se vea obligado a madurar y convertirse en un niño trabajador, que va a la escuela, que no cuestiona, que respeta su entorno. Pero la historia también es una muestra, paso a paso, de que no es posible salir al mundo y mantener la inocencia infantil, pues ésta se ve vulnerada a cada momento.
Lo más interesante es el juego de tiempos y espacios que la obra hace. El hada muere y resucita con las travesuras y los aciertos de Pinocho, su padre lo busca incansablemente y se queda atrapado dentro de la ballena, los personajes tienen mucha más complejidad de lo que uno pudiera pensar, no son simples arquetipos, aunque si lo fueran, serían formas complejas, pues cada uno ofrece matices variados, mucho más que una forma simbólica de cualquier personaje.
Es una obra imperdible, por ser un clásico literario, por ser un avance del pensamiento mágico que iba a permear durante el siglo XX, por ser reflejo de los valores e ideales modernistas del s. XIX y porque, aunque la versión de Disney es muy tierna, no es posible quedarse con ella, pues la historia original no tiene nada que ver.

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