lunes, 31 de agosto de 2009

Noches Asesinas

Al más puro estilo de las Mil y Una noches, la televisión sigue contando historias para pensar, sentir y reflexionar. Pero no cualquier historia. Sherezada le contaba historias al rey para evitar que éste le cortara la cabeza. y en aquellos cuentos no estaba solamente el truco de salvar la vida "haciendo tiempo". Estaba presente también cierta forma de hacer terapia. El rey Schariar escuchaba historias de mujeres malas, como las que los habían engañado a él y a su hermano. Pero también había historias de hombres malos, que dañaban a otros hombres ya las mujeres; historias de hombres y mujeres buenos, que no tramaban maldad contra nadie, e historias de genios, de animales, de reyes, de princesas, y más.
De esta manera, no solamente el rey se curó de su manía de asesinar mujeres después de su noche de bodas con ellas para evitar que lo engañaran. También Sherezada pudo ver al hombre sensible que había debajo del rey tirano. Y luego, el rey mandó que todos los relatos fueran consignados para que el pueblo los conociera y la gente se emapapara de su sabiduría.
En esa serie de relatos enmarcados está el germen de muchas historias más, contemporáneas. Por ejemplo, en esto de mujeres malas que se vengan o enloquecen frente a su enorno, los relatos de Mujeres Asesinas, la serie de televisión, recuerda un poco esa terapia narrrativa que Sherezada practicaba con su rey. Mujeres buenas y malas, hombres buenos y malos. Todos seres humanos, puestos ahí por si la gente trama algo que la sociedad no desea ver ocurrir.
En las noches y en los días, gran cantidad de personas desearían asesinar a alguien, a veces solamente por gusto, otras por necesidad, otras porque es necesario continuar con las leyendas urbanas que corren por ahí todo el tiempo.

viernes, 28 de agosto de 2009

Plagio desde los académicos

Se habla mucho del tema de plagio en el ámbito académico; los docentes se quejan constantemente de este hecho, pues los alumnos lo manifiestan mucho. Sin embargo, en descargo de los estudiantes, se puede decir que la mayor parte de las veces ellos recurren a esta práctica por ignorancia. Pero ¿qué decir de aquellos docentes que, aún sabiendo la gravedad del hecho lo practican? Es una pena ver como los docentes, lejos de ser lo investigadores creativos que la sociedad desea en ellos, caen en prácticas tales como el plagio. Esto no es únicamente prueba de su deshonestidad académica, sino, peor todavía, de su falta de ética como personas y claro, de su falta de capacidad como profesionistas.

Este es el caso de aquellos profesores que imparten clases en distintas insstituciones y escuelas. Les parece fácil usar, en otros lugares, materiales que han sido desarrollados en contextos específicos, para y dentro de una institución determinada. No se trata de los materiales que ellos mismos desarrollan, sino de los que una academia de maestros desarrolla, en conjunto y a lo largo del tiempo, para que sean aplicados en determinada institución. Y entonces, estos maestros buscan ganar prestigio impartiendo talleres, clases, cursos y hasta seminarios, utilizando dichos materiales, sin ni siquiera dar la referencia correspondiente, faltando de esta manera, el respeto a sus compañeros docentes, que trabajaron arduamente para desarrollar dicho material. Es una pena tener que ver en la sociedad y más en el ámbito académico a ste tipo de personas. Por fortuna, siempre habrá alguien cerca que desenmascare a estos falsos profesionistas, tan necesitados de ética y creatividad.


jueves, 27 de agosto de 2009

Sor Juana Inés de la Cruz: anhelo de otra vida

Esta mañana, jueves 27 de agosto de 2009, estaba escuchando en la radio, en una estación universitaria de Puebla, México, Radio Buap, para ser más exacta, la plática de una investigadora especialista, por lo que pude entender, en temas relacionados con literatura colonial, específicamente la de Sor Juana Inés de la Cruz. esta persona destacaba la lucidez intelectual de la poeta novohispana, y mencionaba cómo dicha lucidez había llegado a su máximo esplendor en la obra "Primero Sueño". De hecho, es la única obra a la que la misma autora se refiere como haberla hecho por gusto auténtico y personal. Siendo este poema de tal complejidad y brillantez, me pregunté qué habría sido del resto de su obra si también la hubiera hecho auténticamente por gusto, como refiere sor Juana en la Carta a Sor Filotea.
Y es que en verdad, Primero Sueño es un poema tan intrincado que es necesario tomar todo un curso completo con especialistas para, al menos, poder entrar, si no comprender, mínimamente, dicha poesía. La pregunta sigue siendo ¿y si en la obra de Sor Juana hubiera habido más cosas hechas "por puro gusto"? ¿Qué otras maravillas literarias hubiéramos podido apreciar?
¿Qué hubiera sido de la obra de Sor Juana si, en vez de encontrar la represión que en su época había, hubiera tenido las oportunidades que tienen ahora muchas mujeres (aún no tantas como debería ser)? ¿Hubiera sido escritora? ¿O quizá científica? Tal vez hubiera sido la predecesora directa de Madame Curie, pues a Sor Juana, lo que le interesaba, era más bien el estudio de las ciencias. Entonces no habría sido poeta.
Pero como el hubiera ni existe ni importa, entonces únicamente hay que leer, apreciar y disfrutar de la obra genial de Sor Juana y valorarla más, en cuanto fue escrito en un marco y en contexto en el cual estuvo a punto de no ser.

Educación religiosa en decadencia

Hace años, todavía me tocó a mí, educarse o estudiar en una escuela religiosa, como de sacerdotes o mojas, era una cuestión que daba prestigio. Debe haber sido porque, de acuerdo a la escala de valores que la sociedad apreciaba. O más bien, y entonces es mejor dejar de ser ingenuos, porque muchas de las escuelas dirigidas por gente del clero estaban destinadas a alumnos provenientes de familias con medianos o más bien altos recursos económicos, situación que, al menos en la ciudad de Puebla, brindaba prestigio a todos aquellos que tenían la "suerte" de poder acceder a esta educación.
Sin embargo, en los últimos años, la educación que está enfocada a mantener los ideales de la religión, especialmente la católica, va en detrimento. Ya no aplican los discursos acerca de que vale la pena educarse "por Cristo y en Cristo". No es que el discurso tuviera algo de malo. Pero en el mundo globalizado actual, en la sociedad de información y del conocimiento, las instituciones prefieren hablar, más bien, de liderazgo, competencias, competitividad, superación económica y laboral, y no de cuestiones relacionadas con la espiritualidad.
Esto puede representar un problema. Pensar que la cuestión de las competencias está únicamente relacionada con actitudes y aptitudes relacionadas con el mundo del dinero y el poder, deja a los involucrados en este asunto muy desvalidos espiritualmente. Al menos la educación religiosa trataba de no descuidar este lado de la formación integral, pues trataba de promover valores más humanistas o humanitarios.
Pero también es cierto que no es solamente el discurso eclesiástico el que va a la baja. También es la organización
de estas instituciones
, prácticamente arcaica, hecha a partir de convenciones institucionales, la que ya no funciona. Por ejemplo, suponer que el alumno es el sujeto a punto de entrar en la iluminación, dejándolo hasta abajo de los organigramas institucionales, es un error. También, esperar a que el docente sea un empleado más dentro de una red compleja, también es un modelo que no aplica más.
Y claro, aunados a estos desórdenes se suma la falta de interés de la sociedad por continuar en estos esquemas tan tradiconales y vistos, hasta cierto punto, como "snobs" por algunos sectores de la población.
No obstante quedan varios institutos y universidades que están logrando superar los paradigmas educativos tradicionales sin dejar de lado la promoción de valores integradores y humanistas. Ojalá que gran parte de los colegios de Puebla, de esos que se mantienen vivos gracias a su antiguo prestigio, o a sus "arraigadas tradiciones", logren superar sus modelos cuasimedievales de educación tradicional.

miércoles, 12 de agosto de 2009

La Representación del Mal: del mito al arte

Para muchas personas en occidente, en especial aquellos que tengan algún referente ligado a la religión, por ejemplo, la católica, la imagen con la que se representa al demonio es sumamente conocida, pues forma parte de un imaginario que desde hace muchos siglos se ha ido conformando. En algunos casos es largo el camino que una imagen tiene que recorrer para llegar a ser tal y como la conocemos En ese camino, una de las etapas más importantes de la formación de la imagen del demonio es el periodo correspondiente a la transición entre el estilo románico medieval al gótico, donde la imagen del demonio se configura casi por completo hasta ser la que conocemos hoy en día. La configuración de esta imagen es medieval y pasó a la época colonial prácticamente intacta.

El Dragón es una de las figuras que se utiliza con más frecuencia para representar al demonio en una obra pictórica de tema religioso durante la época de la Colonia. Tomaremos como corpus obras que se encuentran dentro de templos católicos en la ciudad de Puebla en la zona centro y sus alrededores más cercanos como son los barrios más antiguos de la ciudad que datan de los siglos XVI, XVII y XVIII. Lo vemos aparecer en obras que tienen el siguiente tema:

La Virgen del Apocalipsis

La Inmaculada Concepción

San Miguel derrotando al demonio

San Ignacio de Loyola auyentando al demonio

Durante la Edad Media es común verlo a los pies de San Jorge, sin embargo, esta imagen parece ser poco recurrente durante la Colonia en México, más específicamente, en Puebla. Es más común verlo a los pies de San Miguel pues San Miguel y la Virgen son los patronos de la ciudad.

Aunque la imagen se configura prácticamente en su mayoría durante el periodo medieval, ya desde la antigüedad encontramos fuentes importantes que nos ayudarán para saber de dónde viene la imagen que ahora le pertenece al imaginario, no sólo cristiano, sino occidental.

Entre las principales fuentes están las de antiguas tradiciones que pasaron al imaginario judeocristiano, y que veremos a continuación.

La fuente babilónica

La fuente judía (Antiguo Testamento y mitos de diversas fuentes)

Influencias de extremo oriente (China)

El Apocalipsis Bíblico

La principal fuente de donde se extrae el dragón es, por supuesto, la Biblia. Le vemos aparecer por primera vez en Ap 12,3: “Apareció en el cielo otra señal y vi un gran dragón de color de fuego, que tenía siete cabezas y diez cuernos y sobre las cabezas siete coronas”.

Luego, pelea contra Miguel y sus ángeles en Ap 12, 7.8 y es arrojado del cielo en Ap 9:

“Hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus ángeles peleaban con el dragón, / y peleó el dragón y sus ángeles, y no pudieron triunfar ni fue hallado su lugar en el cielo. /Fue arrojado el dragón grande, la antigua serpiente, llamada Diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra, y sus ángeles fueron precipitados”

Más adelante, en Ap 12, 13 se dice que el diablo ha bajado a la tierra.

“Por eso, regocijaos, cielos y todos los que moráis en ellos, ¡Ay de la tierra y de la mar!, porque descendió el diablo a vosotras animado de gran furor, por cuanto sabe que le queda poco tiempo”

Según los autores que realizan la interpretación de la edición que revisamos, este capítulo nos habla del momento en que “la Iglesia da a luz al Mesías en medio de las grandes pruebas y ansias con que suspiraba tantos siglos por su venida”. Para dichos intérpretes, “el dragón es el enemigo de Dios y de su Verbo. (…), aparece en el cielo meteorológico, donde puede ser visto por todos. Su color es rojizo, de sangre, porque es homicida desde el principio (Jn 8, 44). Las siete cabezas y los diez cuernos, derivados de la bestia de Dan 7,7, indican su poder y resistencia. Con la cola arrastra en pos de sí una buena parte de los espíritus celestiales.”

Además “la región propia del diablo es el cielo atmosférico, donde, además, la batalla puede ser contemplada desde la tierra por el profeta. Miguel es en Dan 10, 13.21; 12, 1, el arcángel, el jefe de los ejércitos celestiales y el protector del pueblo de Dios; por eso figura aquí como generalísimo en esta batalla contra Satanás”.[1]

Sin embargo, no tenemos aún delineados los contornos de la figura que veremos aparecer en numerosas representaciones, pues de su aspecto físico sólo sabemos es color sangre y que es “el dragón grande, la antigua serpiente”, que tiene “siete cabezas y diez cuernos, y sobre las cabezas, siete coronas”, y una gran cola, con la que arrastra a la tercera parte de “los astros del cielo” o espíritus celestiales.

Los primeros contornos del dragón son los de la serpiente que tienta a Adán y Eva en el génesis.

Pero la serpiente, la más astuta de cuantas bestias del campo hiciera Yavé Dios, dijo a la mujer: “¿Con que os ha mandado Dios que no comáis de los árboles todos del paraíso?” (Gen 3, 1)

Más adelante, Yavhé Dios maldice a la serpiente por haber tentado a Eva:

Dijo luego Yavhe dios a la Serpiente: ‘Por haber hecho esto, Maldita serás entre todos los ganados y entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás sobre tu pecho y comerás el polvo todo el tiempo de tu vida. (Gen 3, 14) Pongo perpetua enemistad entre ti y la mujer y entre tu linaje y el suyo; Este te aplastará la cabeza, y tú le acecharás el calcañal (Gen 3,15)

La maldición expresa el horror que siente el hombre frente a la serpiente y el arrastrarse ésta sobre su pecho le es natural, sin embargo es señal de su abatimiento y humillación.

Recordemos cómo en el Apocalipsis a Satanás, el Diablo, se le conoce como “el gran dragón, la antigua serpiente”.

Pese al sentido metafórico de estas palabras, la persona que tenía el encargo de reproducir la imagen de dragón en una pintura, una escultura o un relieve debía ajustarse lo más posible a esta descripción para poder representar la imagen satisfactoriamente y de una forma que fuera accesible al espectador.

Sin embargo, sabemos ahora que la Biblia es depositaria de diversas influencias mucho más antiguas.

Durante muchos siglos los teólogos judíos y cristianos coincidieron en que los relatos sobre el origen del mundo ofrecidos en el Génesis no sólo estaban inspirados por Dios, sino que además no debían nada a otras escrituras. Esta opinión extrema ha sido actualmente abandonada por todos salvo por los fundamentalistas.[2]

Así que acudiremos a fuentes de mayor antigüedad que nos puedan proporcionar pistas

La más antigua son los textos acadios, provenientes de Babilonia y Asiria.

Desde 1876 se han desenterrado y publicado varias versiones del Poema de la Creación acadio (es decir, babilonio y asirio). La más extensa de ellas, conocida como Enuma Elish; por sus dos palabras iniciales –que significan ‘cuando en lo alto’- se supone que fue escrita en la primera parte del segundo milenio a. C.[3]

Encontramos en este poema, por primera vez, alusión a unas figuras para las cuales, la traducción que se ha hecho de los antiguos textos acadios ha encontrado el nombre dragones:

La versión más extensa del Poema de la creación comienza diciendo: “cuando en lo alto del cielo aún no había sido nombrado”, Apsu el Procreador y la Madre Tiamat se mezclaron y parieron una prole de monstruos parecidos a dragones.[4]

Aunque no se nos dice nada más de su aspecto, sabemos muy bien que los seres procreados por Tiamat son monstruosos y temibles. La tradición hebrea retoma a estos monstruos para sus propios mitos si recordamos que los hebreos vivieron en Babilonia alrededor del 597 a. C, en tiempos de Nabucodonosor.

Estos mitos babilonios sobreviven al tiempo por que sus sacerdotes se encargan de mantenerlos con vida durante cientos de años. Beroso, sacerdote de Bel en Babilonia, nacido en el siglo IV a. C., hace un resumen con los mitos de la creación, los cuales contienen mucha semejanza con la versión más larga ya citada. Se sabe que el primer relato del Génesis hebreo es compuesto en Jerusalén poco después del regreso del exilio babilónico. Así que para cuando se escribe el Apocalipsis, entre los años 96 y 98 de la Era Cristiana, las imágenes tomadas de la antigüedad babilónica ya tienen arraigo en la tradición hebrea.

La forma literaria la bebió el profeta en el Antiguo Testamento. A éste, y más aún a sus partes apocalípticas, debe acudir el estudioso lector para entender el sentido material de tantas imágenes y figuras, y penetrar luego el sentido íntimo que el profeta les atribuye. (…) Que algunas de estas imágenes puedan tener un origen más antiguo y acaso pagano es cosa que no cambia en nada su sentido.[5]

Posteriormente, durante la Edad Media, la tradición de los textos hebráicos fue creciendo gracias a los múltiples estudios cabalísticos y a la necesidad de los rabinos de explicar sus textos sagrados como una afirmación de su fe y de su raza.

Durante la Edad Media se siguieron haciendo caprichosas ampliaciones rabínicas de los relatos del Génesis; se trataba de respuestas a preguntas realizadas por estudiantes inteligentes, por ejemplo: ‘¿Cómo fue iluminada el Arca?, ¿Cómo se alimentaba a los animales?, ¿Había un fénix a bordo?’ [6]

Además, los conocimientos y tradiciones hebreas nunca se han perdido, al contrario, se fueron enriqueciendo con el tiempo.

Los documentos sagrados posteriores a la Biblia abundan. Durante los mil años transcurridos tras la primera sanción de la Biblia como obra canónica, los judíos de Europa, Asia y África escribieron de manera prolífica. Esos escritos eran ora intentos por explicar la ley mosáica, ora comentarios históricos, moralistas, anecdóticos y homiléticos sobre pasajes bíblicos. En ambos casos, los autores incluyeron abundante material mítico, pues el mito siempre ha servido para validar, de modo claro y conciso, leyes enigmáticas, ritos y costumbres sociales.[7]

Así que durante la Edad Media los mitos sobre monstruos y dragones sobrevivieron y se arraigaron en la imaginación de la gente. De hecho, muchas imágenes de bestias fantásticas pasaron a formar parte de numerosos bestiarios y más aún, del simbolismo de la alquimia.

La figura de la serpiente o dragón es el primer símbolo que encontramos, y representa la materia en su imperfecto estado, sin regenerar. [8]

El dragón representaba, para los alquimistas medievales, la naturaleza en su estado más salvaje, en bruto, sin trabajar.

Hay que matar al dragón, lo que significa que los metales que son el tema de la alquimia tienen que ser reducidos a una condición no metálica y hacerlos susceptibles de recibir un nuevo espíritu.[9]

Recordemos que la alquimia, en realidad, no se dedicaba sólo a buscar la forma de convertir plomo en oro, o a la búsqueda de la piedra filosofal. Era también, y más que nada, una búsqueda espiritual de la perfección, de controlar las fuerzas naturales e instintivas que habitan dentro del hombre, controlar su materia, con el fin de alcanzar una renovación des espíritu y la mente. El dragón no es sólo un mineral en bruto, es también el instinto, lo salvaje, lo corpóreo, lo que domina al hombre, lo que hay que domar.

Y así, llegamos al momento en el cual la imagen del dragón tal y como aparece en obras medievales y coloniales termina de ser configurada. Es el momento entre los periodos que la historia del arte conoce como románico y el gótico. Para eso, me remitiré al estudio que sobre alas de murciélago realiza Baltrusaits en su libro La Edad Media Fantástica.

Durante mucho tiempo, la imagen del diablo ha estado marcada por una contradicción: máscara de animal que ríe sarcásticamente, tronco consumido de habitante del imperio de la Muerte, patas velludas armadas de garras, pero también alas de pájaro, es decir, parecidas a las de los ángeles. El arte románico ha producido muchas veces estos demonios. […] Sólo cuando reciben alas de murciélago, su imagen se acomoda simultáneamente a las convenciones de la apariencia física y la concepción religiosa. Alas de pájaro nocturno con la membrana tensa sobre la osamenta en punta que no evocan el Paraíso, sino que desprenden la sombra de siniestras regiones.[10]

Así, tanto los demonios plasmados en escultura o pintura (relieves y miniaturas) de fin de la Edad Media como los dragones de la misma época presentan su imagen final, como será conocido durante mucho tiempo.

Podemos observar la misma evolución en el dragón, una de las encarnaciones del diablo. En el arte románico, se trata de una serpiente sin alas ni patas o de un pájaro con cola de lagarto. En el arte gótico, tiene alas membranosas. […] El dragón gótico tendrá también una creta, hecha con un tejido tendido sobre espinas que se despliega al mismo tiempo que las alas y tiene forma dentada.[11]

Pero esto no basta para saber de dónde vienen estas alas y la cresta que completan la figura del dragón-demonio. Baltrusaits nos da una pista:

El Extremo Oriente, tierra de dragones, se reconoce a sí mismo en cada uno de los repliegues de este animal. […] a partir de la época Han, (los dragones) tienen una cresta dorsal con espinas e incluso con dientes de sierra. y muchas veces son alados.[12]

A continuación, el autor cita varias fuentes e ilustraciones donde estas figuras aparecen tal y como él las describe, y nos habla de representaciones de dioses de los truenos y señores de los infiernos.

Es precisamente durante el imperio de los Han (200 a. C – 220 d. C) que la ruta de la Seda inicia su recorrido llevando con ella durante muchos siglos tradiciones de uno y otro lado del mundo.

Así, al llegar al renacimiento, esta figura del dragón-demonio occidental ya está completa. Así, al ser llevada al nuevo mundo, lo único que le faltará para ser asimilada por los naturales de la Nueva España es su identificación con la antigua serpiente mexicana: Quetzalcóatl, la serpiente emplumada.



[1] Biblia, 1475

[2] Graves, Robert y Patai, Rápale; Los mitos hebreos. Alianza Editorial, 2003, p. 22

[3] Graves y Pathai; Los mitos hebreos; ibidem. p. 22

[4] Graves y Phatai; Los mitos hebreos; op. cit. p. 24

[5] Sagrada Biblia; Biblioteca de Autores Cristianos. p. 1461

[6] Graves y Pathai; Los mitos hebreos; op. cit. p. 18

[7] ibidem. p. 8

[8] Sherwood Taylor; Los alquimistas. Fundadores de la Química Moderna. FCE. México, 1957. p. 144

[9]

[10] Baltrusaits. P. 153

[11] op. cit. p. 156

[12] ibidem. p. 161

miércoles, 5 de agosto de 2009

Adoptar mascotas

Todos los días se ven en la calle muchísimos perros y gatos abandonados, en malas condiciones. A mucha gente no le importa, pero debería. Cada animal maltratado es responsabilidad de un humano, y la persona que es capaz de maltratar a un animal, puede hacerlo sin duda con un humano.
Por fortuna, hay gente a la que sí le interesa. Esta es la gente que pertenece a protectoras de animales y recoge perros ygatos, los alimenta, baña, vacuna, cuida, esteriliza y finalmente los da en adopción.
Adopta un perro, nunca te arrepentirás si en verdad deseas hacerlo. La gente cree que los perros adoptados no se podrán acostumbrar a sus nuevos amos, que no podrán vivir en una casa o que serán muy bravos. Nada es más falso que esto. Los perros adoptados son muy adaptables. Sólo hay que pensar: si uno viviera en la calle, hambriento, sin bañarse y sin nadie que lo cuide a uno, y de repente le ofrecieran una casa, comida, baño regular, cuidados y amor, ¿quién lo rechazaría?. Igual los perros y los gatos adoptados.
Son animales muy agradecidos. Harán todo por acostumbrarse a vivir con sus nuevos amos, serán dóciles y se adaptarán con facilidad, siempre y cuando se les eduque y atienda con amor paciencia.
Además, tampoco es necesario adoptar un cachorro. Son muy bonitos, pero a veces un cachorrito trae más inconvenientes que un perro adulto, pues necesitan más cuidados y atención, ya que su sistema inmunitario no está bien formado aún. Así, adoptar un perro adulto no es ningún problema. Por ejemplo, este de aquí abajo era un callejero que ahora vive feliz en una casa, llegó cuando tenía dos años y medio y se adaptó muy bien, es muy feliz.
Por eso, adopta un perro. Visita las páginas de las protectoras. Tienen fotos de los perritos y gatitos que se dan en adopción. En cada estado hay una o varias y quizá, muy cerca de tí.

Animales en tortura

La literatura y el cine ya se han encargado en varias ocasiones de poner a pensar al hombre qué pasaría si unos extraterrestres llegaran a la Tierra y sometieran o de plano destruyeran la raza humana. Hay varias versiones, desde las de Lovecraft y H.G. Wells, hasta Día de la Independencia, con Will Smith, o los Transformers. En fin, la cuestión es que siempre hay posibilidades de que el hombre se defienda de esas especies destructivas que haciendo lujo de crueldad pretenden apropiarse de un entorno que no les pertenece.

Pero parece que las personas nunca se ponen a pensar en que el ser humano actúa de la misma manera todo el tiempo. Cada vez que se habla de la destrucción de una selva o un bosque, se destruye un hábitat, se erradica y se elimina una especie animal y esto sin la mínima oportunidad de que esas especies se defiendan. Ya hay miles de especies animales que han desparecido o están a punto de hacerlo. Algunas gracias a la selección natural, según dicen unos. Pero otras, indiscutiblemente no habrían desaparecido de no haberse inmiscuido el hombre.

Sin embargo, esta cuestión es más bien atribuible a la irresponsabilidad de la que todos somos culpables al ocupar, destruir o descuidar imprudentemente espacios donde otras especies animales tenían su lugar. A veces por ignorancia, otras por ambición, otras por simple descuido, las veces que el hombre ha irrumpido en la naturaleza, dañando o matando animales, cada vez son más.

Ninguna de estas causas son justificables y todas son muy reprobables. Pero peor todavía es cuando el daño no solamente es involuntario o por culpa de la incapacidad para buscar alternativas ambientales. Lo peor y más reprobable es cuando el daño a una especie se hace de manera voluntaria, con toda la alevosía y claro, la ventaja de ser una especie, no solamente más inteligente, sino también más maliciosa que las demás. En particular, los seres que más a menudo suelen padecer la crueldad humana son precisamente los que tienen que convivir con el hombre más de cerca. Por ejemplo, los perros, los gatos, varias especies de aves domésticas, de roedores, reptiles y otros mamíferos.

Antes de dar un paso más, es necesario decir que, claro que hay especies cuya convivencia con el hombre es muy difícil o completamente imposible. Así, las ratas de las alcantarillas, especies venenosas de insectos y arácnidos como los alacranes, o reptiles también venenosos como algunos tipos de ofidios, no pueden estar cerca de las personas por obvias razones. Pero a fin de cuentas, todos estos animales tienen su propia manera de defenderse y en última instancia, si son separados o alejados del hombre, es prácticamente por protección de los dos, animales y personas. Sin embargo, aquellos que son llamados animales domésticos han pasado, con los siglos y de la mano del hombre, a ser objetos de consumo o de ornato, tan desechables como cualquier producto del supermercado.

Esto es lo que para muchas personas significa tener un perro o un gato. Mientras el animal es novedad en casa, todos en la familia se encuentran felices con él. Pero tener una mascota significa, o debería significar asumir una responsabilidad, al igual que lo es el tener un hijo o un familiar de quien hay que encargarse. Por lo tanto, en cuanto el tener que alimentar, bañar, limpiar, pasear, curar o brindar cuidados en general para el animal se vuelve una carga, muchos no dudan en ir a dejar el perro o el gato a un albergue, en el mejor de los casos, o al antirrábico para que lo duerma, en el peor de los casos, o simplemente, echarlo a la calle.

Así, ¿qué clase de actitud se puede esperar de una sociedad así? Pues una que no duda en asistir alegremente a ver corridas de toros y peleas de perros o de gallos. O que golpea, maltrata, deja sin comer o beber a la mascota, o adentro de un coche bajo pleno sol. Es un contexto cultural que adormece su propia miseria en el dolor de otros seres que, por no ser de la misma especie que ellos, se supone que no deberían sentir nada, ni siquiera el dolor o el miedo.

Y ¿qué se tiene y se debe hacer al respecto? Varias cosas. Primero, recordar que el hombre debe su subsistencia en el mundo a gran cantidad de especies de animales y plantas, no solamente en términos de obtención de recursos materiales como comida o vestido, sino también en la cuestión espiritual. Es decir, no se trata de lo que tal o cual religión dicten u ordenen con respecto a la convivencia con la naturaleza y las especies que habitan el mundo junto al hombre. Se trata más bien de recordar que los animales en el mundo son el motor de éste, y son además la compañía del hombre. El ser humano ha demostrado que no le es fácil convivir con su propia especie. Debería entonces buscar refugio de los suyos en las demás.

Después, hay que trabajar para que todos aquellos que no han entendido que absolutamente toda la naturaleza y sus especies merecen respeto, lo entiendan. Para que los niños y los jóvenes aprendan a amar, cuidar y respetar a los animales. Y para que los adultos aprendan, aunque sea un poco tarde, también a hacerlo. Pues en caso de que una especie nueva llegara de otro planeta, no tengamos que sufrir el maltrato de mascotas que hemos hecho sufrir a otros.

Además, en el caso de los animales domésticos como los perros y los gatos, se puede fomentar también, junto con la cultura del respeto, la de la esterilización y la de la adopción. Esterilizar un perro o un gato significa que no habrá crías que algún día puedan ser abandonadas, que tengan que vagar por la calle enfermos o portando enfermedades. Y por otra parte, adoptar una mascota representa el no tener que gastar, en ocasiones, mucho más de quinientos o mil pesos en la compra de una y tener a cambio la satisfacción de haber rescatado a un perrito o un gatito.

Así, es urgente poner atención a estos asuntos. Ningún grupo de personas es capaz de respetarse entre sí si antes no respeta a todo el entorno que le rodea.